Envalentonado tras regreso de Donald Trump alegan violaciones a sus derechos y persecución política
NUEVA YORK. – Cinco de los principales líderes del grupo extremista Proud Boys, condenados por su participación en el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, han presentado una demanda federal por 100 millones de dólares contra el gobierno estadounidense.
Respaldados por el renovado liderazgo de Donald Trump en la Casa Blanca, los acusados alegan haber sido víctimas de una “persecución corrupta y políticamente motivada”.
La acción legal fue interpuesta en un tribunal federal del estado de Florida, y sostiene que los cinco fueron blanco de un proceso “diseñado para castigar a quienes apoyaban al presidente Trump”.
Entre los demandantes figuran Enrique Tarrio, Zachary Rehl, Ethan Nordean, Joe Biggs y Dominic Pezzola, todos vinculados al ataque que buscó impedir la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
Denuncian abusos judiciales y manipulación durante sus procesos penales
Cuatro de ellos —Tarrio, Rehl, Nordean y Biggs— fueron condenados por conspiración sediciosa, una de las acusaciones más severas en la legislación estadounidense. El quinto, Dominic Pezzola, fue absuelto de conspiración, pero sentenciado por otros cargos graves, incluido el uso de violencia contra las autoridades.
En el documento judicial, los Proud Boys aseguran que el Departamento de Justicia utilizó “manipulación de pruebas, intimidación de testigos y violación del privilegio abogado-cliente” para garantizar las condenas.
Incluso acusan al gobierno de “insertar espías” durante el proceso judicial, lo que —según alegan— constituye una grave violación a sus derechos constitucionales.
La condena más dura recayó sobre Enrique Tarrio, quien fue sentenciado a 22 años de prisión, convirtiéndose en uno de los rostros más visibles del movimiento que desencadenó una de las jornadas más violentas en la historia política reciente de EE. UU.
Reclaman apoyo presidencial tras recibir perdones del nuevo gobierno
Tras su regreso al poder, Donald Trump indultó o conmutó las penas de la mayoría de los condenados por los hechos del 6 de enero, incluidos Tarrio, Rehl, Nordean, Biggs y Pezzola. Esto ha sido interpretado como un gesto de respaldo por parte del expresidente, quien inspiró la insurrección con un discurso donde insistió, sin pruebas, en que las elecciones de 2020 fueron “robadas”.
El asalto al Capitolio dejó cinco muertos y más de 140 agentes heridos, generando una sacudida institucional sin precedentes y colocando a Estados Unidos en el centro de un debate global sobre la fragilidad de las democracias ante el extremismo político.
Ahora, con Trump de nuevo en la Oficina Oval, los Proud Boys ensayan un contragolpe judicial que no solo busca dinero, sino también reivindicación política, alimentando una narrativa de victimización que podría tensar aún más el ya polarizado clima político estadounidense.