Carlos Pellerano acusa a su hermano Ricardo de agresión y amenazas
Una disputa entre hermanos sacude a una de las familias más reconocidas del ámbito legal y empresarial de República Dominicana. El 18 de abril, Carlos Daniel Pellerano Paradas presentó una querella penal contra su hermano, Ricardo Antonio Pellerano Paradas, actual socio gerente de la firma Pellerano & Herrera. El motivo: una supuesta agresión física y amenazas durante la asamblea de accionistas de un importante grupo empresarial, celebrada el 19 de marzo en Santo Domingo.
Según el documento presentado ante la Fiscalía del Distrito Nacional, el altercado ocurrió al final de la reunión anual. Pero para Carlos, esto no fue un hecho aislado. Lo señala como parte de una conducta repetida de violencia —verbal y física— que, según afirma, lleva tiempo deteriorando no solo los vínculos familiares, sino también el ambiente interno y la gobernabilidad del grupo empresarial.
La querella se apoya en los artículos 309, 310 y 311 del Código Penal Dominicano, que tipifican como delitos las agresiones y amenazas cuando se presentan por iniciativa privada. El expediente resalta que este tipo de comportamiento ha tenido un impacto real en la operación y estabilidad de la empresa, más allá del conflicto personal.
Este episodio no es menor, especialmente en un país donde crece la presión por mayor transparencia en la gestión de empresas y una justicia que actúe sin favoritismos. Que un caso como este estalle en el núcleo de una firma con tanto peso en el mundo legal no hace más que poner el dedo en la llaga: la ley debe aplicarse igual para todos, sin importar apellidos ni cargos.
Por ahora, el proceso está en una fase preliminar. La parte acusadora ha dicho que confía en las instituciones y que llevará esto hasta las últimas consecuencias, buscando que se aclaren los hechos y se respete el marco legal.
Más allá de lo jurídico, este caso refleja algo más profundo: cómo las tensiones familiares no resueltas pueden arrastrar consecuencias serias en la vida empresarial, especialmente cuando el poder, el control y la historia se cruzan en el mismo apellido.