Los PEID exigen acción real o enfrentarán un futuro inhabitable
Santo Domingo.- A diez años de la firma del Acuerdo de París, los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) advierten que el pacto climático más importante del mundo está en riesgo de convertirse en una promesa vacía. Mientras el planeta atraviesa récords de calor y fenómenos extremos, estos países alzan la voz: si los grandes emisores no suben el nivel de ambición, el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C podría quedar fuera de alcance.
La Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS), que agrupa a 39 naciones rodeadas por el mar pero asediadas por la crisis climática, llega con una postura firme a la próxima cumbre climática de la ONU en Bonn, Alemania. El mensaje es claro: es hora de dejar las declaraciones y pasar a los compromisos reales.
“Estamos en una situación límite”, dijo la embajadora Ilana Seid, presidenta de AOSIS. “El nivel del mar sube, nuestras aguas se calientan, las tormentas son más violentas. No estamos hablando del futuro. Lo estamos viviendo ahora”.
En la reunión de Bonn (SB62), los PEID exigirán que los países presenten Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) más ambiciosas, que estén alineadas con la ciencia y tengan impacto real. Estas contribuciones son los planes que cada país presenta para reducir emisiones y adaptarse al cambio climático. Para las islas, son algo más que burocracia: son una cuestión de supervivencia.
Aunque se han logrado avances desde 2015, la realidad es que las emisiones globales siguen creciendo. El calentamiento se acelera y las trayectorias compatibles con 1,5 °C se reducen rápidamente. La AOSIS lo resume así: sin una acción inmediata y profunda, el Acuerdo de París perderá credibilidad.
“Necesitamos ver coraje político, no solo palabras”, enfatizó la embajadora Seid. “La gente confió en nosotros cuando firmamos este acuerdo. No podemos fallarles”.
Para los PEID, esta ronda de NDC será el verdadero termómetro del compromiso mundial. Lo que está en juego no es solo un tratado internacional, sino el derecho de millones a seguir habitando sus tierras.