El telescopio James Webb confirma que la atmósfera de Plutón se enfría gracias a partículas de neblina
La atmósfera de Plutón es una rareza dentro del sistema solar. Envuelta en una bruma tenue y azulada, está compuesta por gases como nitrógeno, metano y monóxido de carbono. Sin embargo, más allá de su aparente fragilidad, esta atmósfera encierra un fenómeno extraordinario: la neblina actúa como un agente refrigerante que controla su equilibrio energético. Esta teoría, planteada hace años tras la histórica visita de la sonda New Horizons en 2015, ha sido ahora confirmada gracias al poder del telescopio espacial James Webb (JWST).
Un estudio publicado el pasado 2 de junio en Nature Astronomy, liderado por el astrofísico Xi Zhang de la Universidad de California en Santa Cruz, ofrece pruebas sólidas de que estas partículas suspendidas en la atmósfera de Plutón desempeñan un papel clave en el control térmico del planeta enano. Lejos de comportarse como otras atmósferas planetarias del sistema solar, la de Plutón se enfría a medida que la neblina se forma, se calienta y vuelve a enfriarse en un ciclo singular.
Una atmósfera única en su tipo
Las observaciones realizadas con el instrumento MIRI del JWST han permitido, por primera vez, medir la emisión térmica de Plutón y de su luna Caronte en longitudes de onda del infrarrojo medio (18, 21 y 25 micrómetros). Estas mediciones han ofrecido datos sin precedentes sobre cómo varía la radiación térmica a medida que ambos cuerpos rotan.
Los científicos también lograron capturar en mayo de 2023 un espectro de alta calidad de Plutón en el rango de 4,9 a 27 micrómetros, una franja nunca antes explorada con tanta precisión. El resultado fue revelador: se detectó una sorprendente riqueza química, lo que permitió una visión más clara de cómo los hielos se distribuyen y cómo interactúan con la atmósfera.
Este hallazgo refuerza la hipótesis inicial de Zhang de 2017, en la que planteaba que la neblina —compuesta por diminutas partículas de hidrocarburos y otras sustancias complejas— es la principal reguladora del calor en Plutón. A diferencia de la Tierra o Marte, donde los gases dominan los procesos atmosféricos, en Plutón son las partículas suspendidas las que dictan las reglas.
Interacción entre Plutón y Caronte
Además de estos hallazgos térmicos, los datos del Webb también han revelado una interacción inusual entre Plutón y su luna Caronte. Según los científicos, moléculas atmosféricas de Plutón parecen estar migrando hacia Caronte, una dinámica que no se observa en ningún otro par planeta-satélite del sistema solar. Este fenómeno, que recuerda a una especie de "pérdida atmosférica compartida", podría estar vinculado a la baja gravedad y la composición volátil de ambos cuerpos.
Los investigadores también estudiaron propiedades como la emisividad —la eficiencia con la que una superficie emite energía térmica— y la inercia térmica, que determina cuánto calor puede almacenar una región antes de calentarse o enfriarse. Estos factores son fundamentales para entender cómo el hielo se redistribuye en la superficie de Plutón y cómo escapa su atmósfera.
Una ventana al pasado terrestre
Más allá del interés astronómico, estudiar la atmósfera de Plutón también ofrece pistas sobre los orígenes de la Tierra. En sus primeros días, antes de la acumulación de oxígeno, nuestro planeta tenía una atmósfera rica en nitrógeno e hidrocarburos, muy similar a la de Plutón hoy. Comprender cómo interactúan estos componentes bajo condiciones extremas podría arrojar luz sobre los procesos químicos que permitieron la aparición de la vida.
Con estas nuevas observaciones, Plutón, ese mundo helado al borde del sistema solar, vuelve a sorprender a la comunidad científica, revelando secretos que podrían cambiar nuestra comprensión de las atmósferas planetarias y del propio origen de la vida en la Tierra.