Una misma pauta se repite sin importar el tipo de especie
En un mundo marcado por el cambio climático y la destrucción de hábitats, comprender cómo se organiza la vida en la Tierra es fundamental. En los océanos más profundos, en las sabanas africanas o en las montañas nevadas, la vida sigue un mismo patrón de organización y un equipo internacional de científicos ha identificado una regla universal que explica cómo se distribuyen las especies en cualquier rincón del planeta.
Publicado en la revista Nature Ecology & Evolution yb recoge Europa Press, el estudio revela que la biodiversidad tiende a concentrarse en zonas núcleo, desde las cuales se dispersa hacia áreas periféricas con cada vez menos especies. Esta regla, tan simple como poderosa, podría convertirse en una brújula para proteger los ecosistemas más vitales del planeta.
Liderado por la Universidad de Umeå (Suecia) y con la participación de la Universidad de Reading (Reino Unido), el trabajo propone que en cada biorregión del mundo —desde selvas tropicales hasta desiertos— la mayoría de las especies habita en puntos concretos, que actúan como centros de origen, expansión y diversificación biológica.
“El patrón es claro y consistente”, afirma Rubén Bernardo-Madrid, investigador principal del estudio. “En cada región hay un núcleo donde la vida florece, y desde allí las especies se expanden. Solo algunas logran adaptarse a las condiciones menos favorables fuera del núcleo. Estas zonas centrales son como fuentes de biodiversidad”, explicó.
Una pauta que trasciende especies y continentes
Lo notable de la investigación es que se observó el mismo patrón en todos los tipos de organismos examinados: mamíferos, aves, reptiles, anfibios, árboles, rayas marinas y libélulas. Incluso con diferencias abismales en movilidad, fisiología y hábitats, la distribución espacial de las especies responde al mismo mecanismo.
Los científicos exploraron biorregiones de todo el mundo, desde los Andes hasta el Pacífico, y comprobaron que no importa si los desafíos ambientales son el calor extremo, el frío, la aridez o la salinidad. Solo las especies que superan esas barreras sobreviven y se establecen, confirmando el principio ecológico de la “filtración ambiental”.
“Esta es la primera vez que se encuentra evidencia global sólida de este fenómeno”, apuntó la profesora Manuela González-Suárez, coautora del estudio desde la Universidad de Reading.
Claves para la conservación de la vida en el planeta
El hallazgo no solo tiene implicaciones científicas, sino que también representa una guía estratégica para la conservación.
Según el investigador José Luis Tella, de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, “las áreas núcleo tienen un rol ecológico desproporcionado, por lo que protegerlas es esencial si queremos preservar la biodiversidad a largo plazo”.