Ejército detiene a 30 inmigrantes y desarticula parte de una red ilegal
Montecristi, República Dominicana — Era una noche sin luna en los parajes rurales de Los Cocos, en Villa Vásquez, cuando una patrulla del Ejército rompió el silencio con su llegada inesperada. Treinta personas de nacionalidad haitiana, entre ellas un menor, quedaron rodeadas por soldados, marcando así el final de un viaje clandestino y el inicio de un nuevo limbo para quienes buscaban una vida distinta al otro lado de la frontera.
La escena fue parte de un operativo de vigilancia rutinaria que se tornó en descubrimiento: 19 hombres, 10 mujeres y un niño, todos haitianos y sin documentos, esperaban dentro de una zona boscosa, en silencio, mientras el presunto coyote organizaba su próximo paso. Jairo Contreras, señalado como el cabecilla de esta operación, aguardaba cerca con una jeepeta blanca, modelo CRV, listo para completar el traslado.
Contreras, oriundo de Navarrete, ha sido vinculado a una red dedicada al tráfico ilegal de inmigrantes desde Haití. Las autoridades lo tienen en la mira desde hace meses y esta intervención lo pone en el centro de la investigación.
Los inmigrantes fueron trasladados bajo custodia hacia un centro militar, desde donde serán entregados a la Dirección General de Migración para su repatriación. El procedimiento seguirá el curso habitual, pero la historia detrás de cada uno de esos rostros permanecerá como un recordatorio silente de las fracturas sociales que empujan a cruzar fronteras, aunque sea a pie y de noche.
Horas antes, en Dajabón, otra operación militar interceptó un camión blanco con siete motocicletas destinadas ilegalmente a Haití. Los detenidos, Raúl Antonio Díaz Ferreras y Kelvin Samuel Durán Cerda, quedaron bajo custodia del 10mo. Batallón del Ejército y serán procesados por contrabando.
Ambos casos revelan la presión constante que se vive en la frontera: tráfico de personas, mercancías y esperanzas. En un país donde los pasos no siempre son firmes ni legales, el Ejército actúa como guardián de una línea que, para muchos, es la diferencia entre sobrevivir o regresar.