Discuten si la escala Saffir-Simpson necesita una categoría número seis
El inicio de la temporada ciclónica 2025, que comenzó oficialmente el 1 de junio, llega acompañado de una advertencia contundente: será “más activa de lo normal”. Así lo informó Gloria Ceballos, directora del Instituto Dominicano de Meteorología (Indomet), quien basó su alerta en el pronóstico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Según los datos, se espera la formación de hasta 19 tormentas tropicales, de las cuales al menos 10 podrían alcanzar la categoría de huracán. El aumento progresivo de la temperatura de los océanos es uno de los principales responsables de este repunte en la actividad ciclónica.
“Las aguas más cálidas alimentan directamente la potencia de los huracanes”, han explicado los expertos, y este año, el Atlántico presenta condiciones térmicas más elevadas que el promedio.
A eso se suma la posible intensificación del monzón de África occidental y una fase neutral del fenómeno El Niño Oscilación Sur (ENSO), factores que contribuyen al pronóstico sombrío.
Meteorólogos plantean actualizar la escala de medición de huracanes
Frente al aumento en la intensidad y velocidad de los huracanes, científicos y meteorólogos están planteando una revisión urgente de la actual escala Saffir-Simpson, desarrollada en 1969, que clasifica estos fenómenos en categorías del 1 al 5 en función de sus vientos.
Actualmente, un huracán categoría 5 se define con vientos sostenidos de al menos 252,67 km/h. Sin embargo, eventos recientes como el huracán Milton, que en octubre alcanzó 289 km/h en solo 24 horas, están poniendo en duda si esta escala es suficiente.
Para el profesor Auroop Ganguly, de la Universidad de Northeastern, el sistema necesita una revisión estructural:
“El enfoque exclusivo en la velocidad del viento no refleja el daño real, especialmente cuando se trata de inundaciones severas.”
Ganguly señaló el caso del huracán Helene, que como categoría 4 dejó más de 760 litros por metro cuadrado en lluvias y 176 muertes en Estados Unidos. Eventos como este muestran que la categoría no siempre corresponde con el impacto real sobre la población.
El viento no es siempre el indicador más destructivo del impacto
No todos los científicos coinciden con ampliar la escala. Qin Jim Chen, también profesor de ingeniería civil y ambiental, advierte que el daño de un huracán no siempre depende de su categoría.
“Un huracán de categoría 1 puede causar una marejada ciclónica similar a la de una categoría 3, dependiendo de su trayectoria y la geografía de la costa”, indicó.
Chen citó al huracán Isaac (2012) como ejemplo de un fenómeno relativamente débil en vientos, pero devastador por las inundaciones. Para él, los huracanes de categoría 5 ya representan una amenaza extrema, por lo que no ve necesaria una categoría 6.
Aun así, la preocupación persiste. La tendencia hacia huracanes más rápidos, más fuertes y más impredecibles exige herramientas de clasificación y respuesta más precisas.
Mientras tanto, las autoridades dominicanas y de todo el Caribe se preparan para una temporada que podría marcar un nuevo capítulo en la historia climática regional.
En este artículo se incluyen datos de Northeastern Global News.