Los New York Knicks aún respiran gracias a sus dos figuras principales
Nueva York. – En una noche de determinación y orgullo, los New York Knicks resistieron el filo de la eliminación y vencieron con autoridad a los Indiana Pacers (111-94) en el quinto juego de las Finales del Este, celebrado en un vibrante Madison Square Garden.
La dupla estelar de Jalen Brunson y Karl-Anthony Towns brilló una vez más, alargando la serie y enviándola a un sexto capítulo que se disputará este sábado en Indianápolis.
Con un ambiente eléctrico en las gradas, los Knicks saltaron al parqué dispuestos a sobrevivir. Desde el primer cuarto marcaron el ritmo y dominaron los dos primeros períodos con un parcial de 56-45, liderados por el imparable Brunson (32 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias) y un dominante Towns (24 puntos, 13 rebotes).
La consistencia ofensiva de ambos no es casualidad: han anotado al menos 20 puntos en cada uno de los cinco juegos de esta serie, algo que no se veía en Finales del Este desde 2002, cuando lo hicieron Shaquille O’Neal y Kobe Bryant con los Lakers.
Los pacers se apagaron sin Haliburton y perdieron contundencia ofensiva
Por el lado visitante, Indiana se mostró irreconocible. El base estrella Tyrese Haliburton tuvo una noche para el olvido, con apenas 8 puntos (2 de 7 en tiros) y 6 asistencias, quedando muy por debajo de su nivel habitual.
La ofensiva recayó entonces en Pascal Siakam (15 puntos) y en el joven suplente Bennedict Mathurin, quien fue el mejor de los suyos con 23 puntos y 9 rebotes.
Pero no fue suficiente. El golpe de los Knicks llegó en el tercer cuarto, donde ampliaron la ventaja a 90-73 gracias a la energía de sus jugadores de rol, que aportaron en ambos lados de la cancha. OG Anunoby, Mikal Bridges y Josh Hart se combinaron para 35 puntos, sentenciando el partido y alimentando el sueño neoyorquino.
El equipo dirigido por Tom Thibodeau sabe que todavía queda mucho por hacer, pero este respiro en casa podría ser el punto de inflexión. Si logran forzar un séptimo juego en el Garden, la narrativa puede cambiar por completo. Por ahora, los Knicks viven para pelear otro día.