Dos cadáveres mutilados confirman una práctica temida durante años
El hallazgo de dos cuerpos sin órganos vitales en la localidad de Torcel ha detonado todas las alarmas en Haití mientras médicos y autoridades dividen opiniones ante evidencia escalofriante. Pulmones, hígados, riñones y hasta el corazón fueron extraídos de manera meticulosa, lo que confirma los peores rumores: el tráfico de órganos ya opera en suelo haitiano.
Peritos de la Policía Nacional de Haití (PNH) indicaron que los cadáveres presentaban una extracción quirúrgica sistemática, lo que sugiere la participación de individuos con conocimientos médicos o paramédicos.
Así, ya no se trata de simples desapariciones: es una industria macabra, sostenida por la expansión del crimen organizado en el país más vulnerable del Caribe.
Haití se convierte en terreno fértil para el crimen médico organizado
Con un sistema de salud precario, instituciones desmanteladas y una delincuencia desbordada, Haití se ha vuelto el escenario ideal para redes de tráfico humano.
El creciente poder de las pandillas y la falta de autoridad real les han permitido abrir nuevos mercados ilegales, y los órganos humanos son ahora su mercancía de lujo.
Este fenómeno, aunque discutido con escepticismo en el pasado, parece haberse instalado de forma silenciosa. El doctor Philippe Desamangles expresó sus dudas al respecto, alegando que Haití no reúne condiciones logísticas ni médicas para un tráfico de esta magnitud. Pero los cuerpos mutilados narran otra historia.
Hay redes internacionales alimentadas por la desesperación de un pueblo
Por su parte, Leslie Voltaire, exmiembro del Consejo Presidencial de Transición, fue categórico: “El tráfico de órganos es un flagelo que nos azota”. Añadió que muchas personas desaparecen y sus cuerpos jamás aparecen, lo cual podría ser evidencia de una estructura criminal transnacional operando en el país.
Según el portal Noticias Kominotek, estas mafias aprovechan la fragilidad institucional y la pobreza extrema para reclutar víctimas. Y lo hacen con la complicidad de estructuras médicas clandestinas capaces de extraer y conservar órganos que luego son vendidos en el extranjero por sumas astronómicas.
El tráfico de órganos no es solo un problema sanitario o legal, es una afrenta directa a la dignidad humana. Haití está herido, no solo en su cuerpo social, sino también en sus entrañas. La comunidad internacional y la sociedad haitiana deben abrir los ojos: este crimen ya no es rumor. Es realidad. Este artículo incluye datos de Prensa Latina.