Ángel Martínez era buscado por difamación, extorsión y lavado de activos
Puerto Plata — Ángel Martínez, mejor conocido como “El Detective”, no pasó desapercibido cuando desembarcó de un crucero este lunes en el puerto de Puerto Plata. Apenas pisó suelo dominicano, fue arrestado por las autoridades, que llevaban años tras su rastro y a a las que había subestimado,

Martínez, de nacionalidad dominicana y residente en Estados Unidos, acumulaba denuncias por difamación, extorsión, lavado de activos y estafa. Desde su canal de YouTube y redes sociales, se ganó fama —y enemigos— al lanzar acusaciones directas contra figuras del poder político y empresarial. Lo que para muchos era una labor de “periodismo ciudadano”, para otros fue una campaña sistemática de ataques infundados.
El Ministerio Público confirmó que sobre Martínez pesaban varias querellas amparadas en la Ley 53-07 sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología. Los querellantes incluyen al diputado Sergio Moya y al político Guido Gómez Mazara, quienes lo denunciaron en 2021 tras verse implicados en declaraciones donde el youtuber los vinculaba con supuestas actividades criminales.
La justicia dominicana ya lo había declarado en rebeldía por no comparecer ante los tribunales. En respuesta, se emitieron órdenes de arresto y se le prohibió salir del país. Pero Martínez ya se encontraba fuera: residía en Estados Unidos, desde donde continuaba publicando contenido polémico. En 2024, el Ministerio Público solicitó su extradición y se activó una alerta roja de Interpol.
Su detención se produjo al llegar en un crucero turístico, un movimiento que las autoridades no dejaron pasar. Aunque no se ha revelado cómo lograron identificarlo y coordinar el arresto, fuentes indican que había un seguimiento coordinado con agencias internacionales.
La historia de “El Detective” plantea un debate en curso: ¿cuál es el límite entre la libertad de expresión y la difamación? Para sus seguidores, fue un denunciante valiente. Para la justicia, un prófugo con cuentas pendientes.
Ahora, tras su captura, Ángel Martínez deberá enfrentar los cargos ante los tribunales dominicanos. Su caso promete acaparar atención mediática y abrir nuevamente la discusión sobre el uso —y abuso— de las plataformas digitales.