Existen numerosos conceptos que explican nuestro origen como especie.
Desde hace décadas, los científicos han tratado de descubrir las claves que explican el origen de la humanidad y los cambios experimentados a lo largo del tiempo, descartando como válida la versión bíblica respecto a la creación de todo lo que existe en el planeta Tierra.
En principio, se comenta que fuimos creados fue por una fuerza extraterrestre, una figura subjetiva que millones en el mundo le llaman Dios poderoso, que nadie ha visto, pero que creen en él y hasta le temen.
Son muchos los humanos que se han hecho millonarios utilizando la figura de Dios, predicando la Palabra. Sus mejores activos son las hordas de ignorantes que, después de pasarse el tiempo de la juventud cometiendo todo tipo de maldades y diabluras, acuden a los templos para arrepentirse de sus pecados y confesar ante los sacerdotes o pastores las cosas feas que cometieron.
Existen numerosos conceptos que explican nuestro origen como especie. Una de estas es la teoría sintética, que sostiene que los fenómenos evolutivos son la consecuencia de una relación entre diversas acciones de la selección natural y las mutaciones.
El naturalista británico Charles Darwin fue quien presentó la primera idea de la evolución, mediante la teoría de la selección natural, en su libro El origen de las especies. Es un proceso que ha resultado en la aparición del ser humano anatómicamente moderno (HAM) y comienza con la evolución de los primates, en nuestro caso los del género Homo, resultando en la aparición del homínido Homo sapiens.
Los hombres de ciencia que trabajan con la teoría sintética han reunido evidencias de que nos hemos desarrollado a partir de otras especies animales, como los homínidos. Somos el resultado de un largo proceso evolutivo en el que compartimos origen con varias especies actuales y extintas.
Los homínidos comprenden a los primates superiores que tienen la capacidad de andar sobre dos pies en posición vertical. Además, están dotados de inteligencia y habilidad manual. Actualmente, a esta categoría solo pertenecen los humanos, pero guardan una relación estrecha con otros primates extintos con los que tienen un gran parentesco.
Además, la teoría sintética explica cómo han ocurrido los cambios en la estructura corporal de los seres humanos a lo largo del tiempo. Se cree que estas transformaciones son el resultado de mutaciones genéticas aleatorias y la selección natural, que ha permitido que nos adaptemos a diferentes entornos y situaciones.
Este interesante tema originó amplias interrogantes en la clase de Sociología que impartí por algunos años en la Universidad 0 & M, cuando explicaba el origen de la sociedad.
¿Por qué aún existen primates sin evolucionar en humanos? ¿Por qué algunos humanos tienen el rostro similar a un mono? Era la inquietud de mis alumnos. “La evolución es lenta y tarda muchos años”. Fue mi mejor respuesta.
Los científicos tienen evidencias que sugieren que la evolución humana no ha sido un proceso lineal y constante en el tiempo, sino que hubo muchas especies diferentes que vivieron durante períodos de tiempo relativamente cortos antes de desaparecer.
La teoría sintética ha proporcionado una comprensión más completa de cómo hemos evolucionado, a lo que somos en la actualidad. La Biblia tiene una explicación distinta y millones de creyentes cristianos la aceptan como la verdadera.
Ese criterio basa en la idea de que todas las especies son el resultado de cambios sucesivos a lo largo del tiempo, acumulados en millones de años.
Por otro lado, en el contexto del origen de la evolución humana se conceptualiza la Tierra como una totalidad universal. Y no es así.
El planeta que habitamos es un componente del universo infinito configurado con más de 1 billón de galaxias, un globo creado hace 4,550 millones de años, el tercero del sistema solar, que flota en el espacio con grandes océanos y suelos sólidos. Nueve son los planetas que hay en el sistema solar y donde vivimos es una parte del universo que está orbitando alrededor del Sol, el astro a quien debemos la vida.
El día que muera el Sol, dentro de unos 5.000 ó 10,000 millones de años, por igual, se extinguirá la vida en la tierra. Habrá oscuridad total y mucho frío. Nuestra estrella Sol agotará su combustible de hidrógeno y comenzará a hundirse bajo su propio peso.
Entonces será el final de la evolución humana.
