El gigante minorista cederá ante los aranceles y subirá sus tarifas
Walmart no resistió más. La mayor cadena minorista de Estados Unidos —y del mundo— dara un golpe contundente al consumidor: los precios subirán, y lo harán pronto. El propio director ejecutivo de la corporación, Doug McMillon, lo admitió sin rodeos: “No podemos absorber toda la presión” generada por los nuevos aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump, en especial sobre productos importados desde China.
La multinacional anunció que los aumentos comenzarán a finales de este mismo mes, y se intensificarán durante junio. Así lo advirtió su director financiero, John David Rainey, quien se mostró visiblemente preocupado por las repercusiones en el bolsillo del pueblo estadounidense: “Los consumidores verán precios más altos. Eso es inevitable.”
Los nuevos gravámenes, del 10% sobre todos los productos importados, afectan de lleno a artículos esenciales como colchones, juguetes, cochecitos y otros bienes de consumo familiar. Y aunque la Reserva Federal calculó un alza del 0.3% en los precios generales, la realidad en las tiendas será mucho más dura.
La población latina pagará el precio más alto del ajuste
La medida de Walmart golpea con más fuerza a las comunidades hispanas. En diez estados con gran presencia latina, operan 1.748 de sus 4.613 tiendas —es decir, el 38% de toda su red nacional. Y entre estos estados destacan Texas, California, Florida y Nueva York, donde también vive la mayoría de los dominicanos en EEUU
Las comunidades dominicanas —fuertemente asentadas en Nueva York, Nueva Jersey, Florida y Massachusetts— verán cómo los productos esenciales se encarecen. Walmart, consciente de la importancia del consumidor latino, ha intentado acercarse con campañas en español y productos culturales específicos. Pero ni el marketing podrá suavizar el impacto de una subida de precios en tiempos de inflación y bajos salarios.
Las empresas trasladan los costos al consumidor más vulnerable. Muchos productos desaparecerán, otros serán imposibles de pagar
Mientras Walmart intenta justificar su decisión en nombre de la rentabilidad, otras corporaciones ya tomaron medidas más drásticas: aumentos generalizados, subidas selectivas o eliminación de productos enteros que se volverán impagables para los consumidores. La competencia es brutal, y nadie quiere quedarse con inventarios de artículos que el público no podrá costear.
Este es, sin duda, un nuevo capítulo de desigualdad económica en el país. Y como siempre, las comunidades trabajadoras —latinas, inmigrantes, dominicanas— serán las primeras en sufrir las consecuencias de decisiones tomadas en lo más alto del poder corporativo.