Familias adineradas cambian estrategias ante un orden internacional más inestable
En un mundo marcado por fracturas geopolíticas, realineamientos de poder y creciente volatilidad internacional, las familias más ricas del planeta están replanteando cómo preservan y proyectan su capital. Lejos de modelos tradicionales, estas élites están optando por estructuras más ágiles, personalizadas y directas a través de oficinas familiares que les permitan adaptarse con rapidez al nuevo escenario global.
Así lo indica, Nigel Green, CEO de deVere Group, uno de los grupos financieros líderes en asesoría global.
La reciente alianza estratégica entre Brasil y China evidenció la expansión del poder económico de Pekín, mientras Estados Unidos, bajo la influencia del expresidente Donald Trump, reincide en discursos aislacionistas y amenazas arancelarias.
Todo esto, junto con la tensión en torno a Taiwán, el caos en Medio Oriente y la reconfiguración europea, ha erosionado las certezas que tradicionalmente guiaban la planificación patrimonial.
Capital que migra de lo público a lo privado
Ante este panorama, las oficinas familiares —estructuras creadas para administrar fortunas de más de 75 millones de dólares— han dejado atrás su antiguo rol pasivo. Lo que antes era una apuesta segura por los mercados públicos y la delegación a gestores externos, hoy da paso a un modelo activo, donde el capital se dirige a sectores estratégicos como infraestructura, tecnología emergente, activos climáticos y capital privado.
Nigel Green resume el cambio con claridad: “Esto no es un reequilibrio de cartera, es una reestructuración total del manejo patrimonial”.
En octubre pasado, deVere lanzó su propia oficina familiar, enfocada en brindar planificación legal, gobernanza, formación intergeneracional y coordinación de inversiones transfronterizas. La visión es clara: operar con máxima discreción, agilidad y control, sin depender de sistemas o jurisdicciones únicos.
Invertir con propósito: la nueva mentalidad familiar
Las familias buscan ahora influencia real sobre sus inversiones. Quieren apostar por lo que entienden y en lo que creen: sectores como la seguridad alimentaria, la energía limpia o cadenas de suministro resilientes. El capital se convierte en una herramienta para modelar el futuro, no solo en términos financieros, sino también sociales y ambientales.
Este cambio también es impulsado por una nueva generación de líderes familiares, que ya no se conforman con preservar riqueza, sino que exigen que el legado tenga impacto, identidad y flexibilidad. Los valores familiares ocupan ahora un rol central en la toma de decisiones, desplazando estructuras heredadas que no responden al mundo actual.
“El viejo modelo silencioso ya no se sostiene. Las oficinas familiares no se están conservando: se están reconstruyendo para ganar control en una nueva realidad”, concluye Green.
Europa y el futuro incierto del multilateralismo
Aunque Europa intenta revitalizar su cohesión interna mediante inversiones verdes, colaboración en defensa y políticas industriales, el proceso avanza lentamente. Esto refuerza la percepción de que ninguna región o sistema político puede garantizar estabilidad a largo plazo.
Por eso, la palabra clave en el mundo de las grandes fortunas es "opcionalidad": estructuras flexibles, intergeneracionales y globales, capaces de responder a cualquier disrupción, ya sea tecnológica, política o cultural.
Las oficinas familiares del siglo XXI ya no se diseñan para adaptarse al sistema global. Se están diseñando para sobrevivirlo.