Juan Ernesto Santiago se lanzó al río sin pensarlo dos veces
La valentía de Juan Ernesto Santiago marcó su último acto de vida. El joven empresario y dirigente político falleció este lunes tras lanzarse al río Haina en un intento desesperado por rescatar a dos niños, sus hijos, que estaban siendo arrastrados por la corriente, en un hecho ocurrido en el sector Palavé, Santo Domingo Oeste.
Santiago, conocido y querido en la comunidad de Los Montones, logró salvar a uno de los menores, pero terminó perdiendo la vida junto al otro niño, vencido por la fuerza de las aguas.
El dramático suceso fue presenciado por testigos y por la esposa del menor fallecido, quien observó con desesperación cómo su ser querido y Juan Ernesto eran arrastrados sin poder hacer nada, recoge el Nuevo Diario.
Solo el cuerpo de Juan Ernesto ha sido recuperado hasta el momento. El cadáver fue trasladado al Hospital Vinicio Calventi, mientras continúan las labores de búsqueda del segundo joven desaparecido, lideradas por la Defensa Civil y voluntarios comunitarios.
Con 34 años y padre de cuatro hijos, Juan Ernesto era un empresario con participación en una constructora, y un dirigente activo del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Su muerte ha generado consternación en diversos sectores políticos, empresariales y deportivos del país.
Julio de la Rosa Tiburcio, quien confirmó la noticia al Listín Diario, lo describió como un joven “respetuoso, afable y emprendedor”, casi como un sobrino, por la cercanía con su padre, el político Juan Santiago.
Además de su vida profesional, Juan Ernesto tenía una gran pasión por el automovilismo. Fue arrendatario del antiguo Autódromo Las Américas, hoy Speedway Park, donde dejó una “huella imborrable”, según una nota luctuosa de la Caribbean Drag Racing League.
Compitió también como piloto en categorías como Racing Sedan y Turismo Nacional, formando equipo con su hermano, Francisco Santiago, actual viceministro de Juventud.
La tragedia que rodea su partida deja una estampa de humanidad que lo trasciende. Juan Ernesto Santiago murió como vivió: arriesgándolo todo por los demás, dejando atrás no solo una carrera prometedora, sino un ejemplo de valor que la comunidad no olvidará.