Asegura que libertad no es impunidad: basta de difamaciones cobardes
Con firmeza y sin ambigüedades, el periodista Juan Bolívar Díaz Santana respalda públicamente la demanda judicial interpuesta por los comunicadores Marino Zapete, Edith Febles, Altagracia Salazar y Mariasela Álvarez, de los que dijo han enfrentado una arremetida de difamación que intenta destruir sus nombres sin una sola prueba legítima.
“Yo también fui víctima de esta infame campaña”, denunció Díaz Santana, al referirse a la acusación de que él sería “Agente Especial de la USAID” con un supuesto salario de más de 21 mil dólares, de la que expresó fue una falsedad que circuló sin pudor por redes sociales y plataformas digitales.
Aunque fue parte inicial del proceso legal, Díaz explicó que no firmó la demanda por recomendación legal, debido a su residencia en el extranjero, lo que podría ser usado por los demandados para entorpecer el proceso judicial. “Es la única razón por la que no firmo”, aclaró.
Denunciar no es censurar: es frenar la mentira sistemática
Lejos de querer limitar el libre debate, los periodistas demandantes —y Juan Bolívar con ellos— han dejado claro que esta acción legal no es un intento de censura, sino un grito urgente contra la manipulación mediática que corroe la democracia y destruye reputaciones.
“Estas demandas buscan proteger a la ciudadanía del uso abusivo de plataformas para difamar, injuriar y desinformar sin pruebas, afectando el honor de personas que ejercen funciones públicas”, cita el periodista.
Juan Aníbal Arrendel Núñez, Alfredo de Dios de la Cruz Carvajal, Pedro Manuel Casals García y Aquiles Jiménez Fernández son señalados directamente como los autores de esta ofensiva calumniosa, que sobrepasa los límites de la crítica legítima y entra en territorio de agresión personal con serias consecuencias.
Libertad de expresión no es licencia para el ataque impune
Díaz Santana suscribe de manera frontal el propósito de sanear el espacio público, fomentar un debate con altura y contribuir a una cultura democrática “donde las diferencias se discutan con argumentos, no con agravios ni campañas sucias”.
“No puede confundirse la libertad con la impunidad”, sentenció el periodista, adhiriéndose al llamado de sus colegas a una convivencia basada en el respeto mutuo y el uso responsable de las libertades públicas, que deben servir para construir, no destruir.