El hundimiento progresivo amenaza infraestructuras por causas humanas y naturales
Houston lidera un fenómeno nacional preocupante: las principales ciudades de Estados Unidos se están hundiendo, algunas a un ritmo alarmante. Según un reciente estudio publicado en Nature Cities, 25 de las 28 ciudades más pobladas del país presentan hundimientos significativos, afectando a más de 34 millones de personas.
La investigación, basada en datos satelitales de alta resolución, reveló que Houston, Texas, se hunde más rápido que cualquier otra ciudad, con más del 40% de su superficie descendiendo a más de 5 milímetros por año, y un 12% al doble de esa velocidad. En ciertos puntos, el hundimiento alcanza los 5 centímetros anuales, réplica Europa press
Este estudio no se limita a las zonas costeras. Ciudades interiores como Dallas, Indianápolis, Nashville y Denver también muestran signos de subsidencia. Incluso partes de Nueva York, especialmente en los alrededores del Aeropuerto LaGuardia y la Bahía de Jamaica, están bajando gradualmente.
Las causas: extracción de agua y carga urbana
El 80% del hundimiento puede atribuirse a la extracción intensiva de aguas subterráneas, especialmente de acuíferos compuestos por sedimentos finos. Esta actividad, combinada con la falta de recarga natural, provoca el colapso de espacios porosos y hunde la superficie. En Texas, la situación se agrava con la extracción de petróleo y gas.
El peso acumulado de edificios también juega un papel. En Nueva York, más de un millón de estructuras están comprimiendo lentamente el subsuelo. En Miami, algunas construcciones recientes están alterando el equilibrio geológico, acelerando el hundimiento.
El crecimiento demográfico y el clima empeoran el panorama
Con la expansión urbana y el aumento del consumo de agua, se espera que el fenómeno se intensifique. A esto se suman las sequías prolongadas, que agotan los acuíferos y aceleran la subsidencia. El estudio advierte que este proceso afectará cada vez más a zonas urbanizadas, vulnerables y altamente pobladas.
Además, fuerzas geológicas antiguas siguen en juego. Tras la retirada de la gigantesca capa de hielo hace 20.000 años, algunas zonas del norte de EE. UU. continúan hundiéndose lentamente, como un efecto retardado del rebote isostático. Esto incluye ciudades como Chicago, Portland y Filadelfia.
Un riesgo estructural invisible pero creciente
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es el movimiento diferencial del suelo: mientras algunas áreas se hunden, otras se elevan por recarga de acuíferos, creando tensiones irregulares en las infraestructuras urbanas. Esta dinámica incrementa el riesgo de grietas, deformaciones y fallas estructurales.
Las ciudades más afectadas, como Los Ángeles, Phoenix, San Antonio y Filadelfia, han registrado más de 90 inundaciones graves desde el año 2000, muchas asociadas al descenso de la superficie terrestre.
El hundimiento urbano ya no es un fenómeno aislado de ciudades como Venecia o Yakarta. En Estados Unidos, es una realidad silenciosa y extendida que exige atención inmediata. La combinación de actividad humana, urbanismo descontrolado y vulnerabilidad climática ha puesto a gran parte del país sobre un suelo literalmente inestable. ¿Podrán las ciudades adaptarse antes de que los cimientos se vuelvan irreparables?