Reino Unido se mueve entre Estados Unidos y China con pragmatismo reconfigurando el tablero económico global
En una jugada que redefine la estrategia internacional de su gobierno, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, oficializará este jueves un acuerdo comercial “completo e integral” con el Reino Unido, el primero desde la reciente imposición de aranceles por parte de Washington. Este acuerdo se logra en el marco del reinicio de las relaciones económicas y financieras del Reino Unido y China tras una pausa de seis años.
El pacto entre Estados Unidos y Reino Unido no solo fortalece los lazos históricos entre ambos países, sino que también envía un mensaje claro sobre el reposicionamiento económico de Estados Unidos frente a sus socios estratégicos.
“El Reino Unido es nuestro PRIMER anuncio, y es un gran honor. ¡Le seguirán muchos otros acuerdos que ya están en fases avanzadas!”, publicó Trump en su red Truth Social.
Desde la Casa Blanca, se confirmó que negociaciones con India, Corea del Sur y Japón también están en marcha, lo que sugiere un ambicioso rediseño de la política comercial estadounidense.
El anuncio, que será detallado en el Despacho Oval, incluirá aspectos como intercambio de bienes, flujo de inversiones, regulación conjunta y cooperación tecnológica. El nuevo tratado con Londres aparece como la piedra angular de una nueva etapa de alianzas bilaterales tras años de tensiones comerciales globales.
Reino Unido retoma relaciones económicas con China
Pero este renovado compromiso con Estados Unidos se da justo cuando el Reino Unido también retoma sus relaciones económicas con China, luego de seis años de silencio diplomático.
A través del XI Diálogo Económico y Financiero celebrado en Beijing, ambas naciones pactaron acuerdos por 600 millones de libras con vistas a generar 1.000 millones en beneficios para la economía británica en cinco años.
Entre los puntos clave destacan bonos soberanos verdes que China emitirá en Londres y la apertura del mercado chino a productos agrícolas británicos, como carne de cerdo, aves de corral y lana.
También se acordaron colaboraciones en energía limpia, ciencia, educación y ciberseguridad, como parte de una agenda que busca mantener cadenas de suministro estables y seguras, en oposición al desacoplamiento económico.
Este doble juego geoeconómico ha despertado fuertes reacciones. Desde Washington, Peter Navarro, asesor comercial de Trump, acusó al Reino Unido de actuar como “sirviente complaciente” del Partido Comunista Chino, advirtiendo sobre los riesgos de estrechar vínculos con Beijing en plena pugna comercial.
Aun así, el gobierno británico de Keir Starmer parece apostar por un enfoque pragmático, intentando equilibrar la seguridad nacional con los intereses económicos.
Las visitas diplomáticas previstas y la intensificación de los lazos tanto con Estados Unidos como con China, muestran a un Reino Unido que busca navegar con cautela, pero con ambición, en medio de una economía mundial en transformación.