La elección del sucesor de Francisco abre múltiples escenarios eclesiásticos internacionales
El Cónclave que inicia este miércoles 7 de mayo reunirá a 119 cardenales electores de todo el mundo. El objetivo: elegir al nuevo Pontífice que guiará a la Iglesia Católica tras la era de Francisco. Aunque muchas miradas están puestas en ciertos favoritos, en estas elecciones todo puede cambiar en cuestión de horas, como lo demuestra la historia. Y es que el humo blanco no solo anuncia un nuevo Papa, también suele marcar un giro de época.
En total, más de 20 nombres aparecen como potenciales sucesores. Las quinielas incluyen desde veteranos diplomáticos hasta pastores populares en redes sociales, pasando por defensores de una Iglesia tradicional o promotores de una comunidad más inclusiva.
Italia quiere volver a tener un papa tras décadas de ausencia
Desde 1978, Italia no ha vuelto a tener un Papa. Esta vez, podría cambiar. El favorito entre los italianos es Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, figura diplomática clave durante todo el pontificado de Francisco, con experiencia en misiones en Venezuela y otras regiones conflictivas. Su perfil moderado y prudente gusta a muchos sectores.
También se menciona a Matteo Maria Zuppi, vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio, conocido por su trabajo con migrantes y por promover el diálogo interreligioso. Su elección representaría una continuidad reformista, pero con un estilo menos confrontativo.
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Otro candidato fuerte es Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, con un perfil pastoral valiente y un enfoque cercano a Oriente Medio. Fue protagonista en 2023 al ofrecerse como rehén en Gaza. Su elección sería simbólica en un momento de crisis global en esa región.
Aunque no elector, el nombre de Angelo Scola sigue apareciendo. Fue el gran rival de Bergoglio en 2013, cuenta con amplio respaldo entre sectores tradicionales, pero su edad (83) y su retiro podrían jugar en su contra.
La lista incluye candidatos conservadores, reformistas y perfiles internacionales inusuales
Europa mantiene un bloque amplio de candidatos. En Malta, Mario Grech es la cara visible del proceso sinodal iniciado por Francisco. Su defensa de una Iglesia participativa lo convierte en opción progresista.
En Francia, el cardenal Jean-Marc Aveline encarna el nuevo rostro de una Iglesia europea abierta. Apoyó la declaración Fiducia supplicans, que permite la bendición a parejas no casadas o del mismo sexo, lo que lo convierte en una figura reformista clave.
Otros nombres europeos son Péter Erdö (Hungría), muy influyente en Europa del Este, conservador, jurista y defensor de la familia tradicional, y Anders Arborelius (Suecia), primer obispo católico sueco en siglos, con amplia experiencia en ecumenismo.
En España, hay varios nombres destacados. José Cobo Cano, arzobispo de Madrid, es una de las sorpresas del colegio cardenalicio: joven, formado en lo social, y con fuerte respaldo papal. Ángel Fernández Artime, superior salesiano, también tiene un perfil universal y pastoral, con experiencia internacional.
Cristóbal López Romero, salesiano y arzobispo de Rabat, combina experiencia en el Magreb con una actitud sencilla. Juan José Omella, de Barcelona, aunque veterano (79), fue cercano a Francisco. Y Francisco Javier Bustillo, navarro en Córcega, ha destacado por su mensaje sobre una Europa más solidaria y menos tecnócrata.
En Asia, el cardenal Luis Antonio Tagle, exarzobispo de Manila, ha ganado popularidad por su enfoque evangelizador, especialmente entre jóvenes. Su carisma lo convierte en un fuerte candidato.
Malcolm Ranjith, en Sri Lanka, representa el ala tradicional, crítico de las reformas morales de Francisco, pero su dominio de idiomas y trayectoria pastoral son notables.
En Estados Unidos, la figura de Seán Patrick O’Malley, uno de los mayores referentes en la lucha contra los abusos sexuales, destaca aunque ya no pueda votar. Su legado en la protección de menores es indiscutible.
Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, carismático y comunicador nato, ha sido elogiado por sectores conservadores, incluso por el expresidente Donald Trump.
En África, uno de los nombres fuertes es Peter Turkson, de Ghana, un veterano cardenal con experiencia en justicia social y medioambiente, muy respetado por Francisco. También se menciona a Fridolin Ambongo, de la República Democrática del Congo, miembro del Consejo de Cardenales, quien defiende las reformas de Francisco.
Finalmente, Robert Sarah, de Guinea, es la cara visible del ala tradicionalista en África. Fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino, y ha criticado duramente decisiones de Francisco, incluyendo las bendiciones a parejas homosexuales. Su elección enviaría un mensaje de retorno a las raíces conservadoras de la Iglesia.
Sea quien sea el elegido, el nuevo Papa deberá responder a desafíos enormes: la crisis de abusos sexuales, la polarización interna, la pérdida de fieles en Occidente, el auge de nuevas espiritualidades, el cambio climático y el fortalecimiento de la Iglesia en el Sur Global. El humo blanco no solo anunciará un nombre, sino una dirección para el futuro de la fe católica. Con datos de Europa Press.