El Ejército israelí responde a ataques hutíes con bombardeos en Yemen
MADRID, 6 de mayo. – Las Fuerzas Armadas de Israel anunciaron este martes la destrucción total del aeropuerto internacional de Saná, capital de Yemen, como parte de una ofensiva intensificada contra objetivos controlados por los rebeldes hutíes. Esta operación, la segunda en menos de 24 horas, responde a un ataque con misiles lanzado el domingo por los hutíes contra el aeropuerto Ben Gurión, en las afueras de Tel Aviv.
Según el comunicado del Ejército israelí, el aeropuerto de Saná ha quedado "completamente fuera de servicio", al igual que el puerto estratégico de Hodeida, que los hutíes empleaban para el transporte de armas. “Este es otro ejemplo del uso de infraestructura civil por parte del régimen terrorista hutí para sus operaciones militares”, afirmó el portavoz militar.
Los ataques también alcanzaron varias centrales eléctricas de Saná y una fábrica de hormigón utilizada para construir túneles y otras infraestructuras bélicas. Las fuerzas israelíes aseguran que los bombardeos se realizaron con precisión, tomando medidas para reducir los daños colaterales a la población civil.
Israel acusa a los hutíes de intensificar su actividad bélica en la región con respaldo financiero y logístico de Irán. “El régimen hutí, gracias al apoyo iraní, busca desestabilizar a Israel, a sus aliados y al orden regional, además de amenazar la libertad de navegación global”, indicó el comunicado militar.
Previo a los ataques, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) emitieron una alerta urgente solicitando la evacuación inmediata del aeropuerto de Saná, en previsión de los bombardeos inminentes.
Esta escalada bélica marca un nuevo punto crítico en el conflicto que involucra a actores regionales y globales. La intervención directa de Israel en territorio yemení, sumada a la ya tensa situación con Irán y sus aliados, plantea serias implicaciones para la seguridad en Medio Oriente y la estabilidad de las rutas comerciales internacionales.
La comunidad internacional observa con preocupación el rápido deterioro de la situación, mientras se multiplican los llamados al cese de hostilidades y al diálogo diplomático para evitar una expansión del conflicto.