Cómo las finanzas colonizan la vida cotidiana de las personas
Vivimos una época en la que los activos financieros dominan el funcionamiento de la economía. La financierización ha dejado de ser un proceso reservado al mundo corporativo o bursátil para convertirse en una lógica que atraviesa gobiernos, familias, viviendas y empleos.
Este fenómeno implica que la riqueza ya no se genera principalmente por el trabajo, la producción o la innovación, sino por la especulación con instrumentos financieros, afectando el desarrollo económico y el bienestar de millones de personas.
La financierización corporativa ha modificado la razón de ser de muchas empresas. Un ejemplo claro es Apple Inc., que ha invertido cientos de miles de millones de dólares en recompras de acciones para elevar su valor en bolsa. Esta estrategia eleva las ganancias de los accionistas, pero reduce la inversión en innovación, salarios y empleo.
En República Dominicana, empresas del sector eléctrico o turístico, como Grupo Punta Cana, han diversificado hacia fondos de inversión y seguros. El resultado: menor inversión en infraestructura productiva y mayor dependencia de ingresos financieros volátiles.
En cuanto al Estado, países como Argentina o República Dominicana recurren constantemente a la emisión de deuda en dólares. Esto genera presión sobre las finanzas públicas, ya que gran parte del presupuesto se destina al pago de intereses, limitando la inversión en servicios sociales como salud, educación o transporte.
En 2024, RD emitió más de 3,000 millones de dólares en bonos, ampliando su exposición a los vaivenes de los mercados internacionales.
Los hogares también han sido absorbidos por esta lógica. En EE.UU., la deuda estudiantil superó los 1.7 billones de dólares en 2024, limitando el acceso de los jóvenes a vivienda, ahorro o emprendimiento.
En República Dominicana, la proliferación de créditos al consumo, préstamos personales y tarjetas de crédito ha generado una cultura del endeudamiento en sectores populares, con tasas de interés que superan el 50% anual.
En el caso de la vivienda, ya no se construye para habitar sino para invertir y especular. Fondos como Blackstone han comprado propiedades en ciudades como Barcelona, generando gentrificación y desplazamiento de poblaciones.
En Santo Domingo, proyectos inmobiliarios en zonas como Piantini y Naco están pensados como activos financieros, elevando los precios por metro cuadrado a niveles inaccesibles para el ciudadano promedio.
El trabajo y las pensiones también han sido reconfigurados. En Chile, el sistema de AFP invierte los ahorros de los trabajadores en la bolsa. El resultado es que los jubilados reciben pensiones bajas, dependientes de la rentabilidad financiera, no de sus años de servicio.
En República Dominicana, más de 700 mil trabajadores cotizan en las AFP, cuyos fondos superan los mil millones de dólares, pero las pensiones proyectadas no alcanzan ni el 30% del salario promedio.
Efectos de la financierización en el desarrollo económico y social global
La dominancia del capital financiero sobre el capital productivo ha llevado a que empresas como General Motors ganen más por sus divisiones financieras (GMAC) que por fabricar autos. Esto genera una distorsión estructural: la economía se enfoca en ganancias rápidas y especulativas, y no en el desarrollo sostenible.
En términos macroeconómicos, la financierización genera crecimiento artificial, desigualdad y vulnerabilidad.
- Desigualdad: Los grandes inversionistas aumentan su riqueza mediante activos financieros, mientras las clases medias y bajas enfrentan salarios estancados y deudas crecientes.
- Inestabilidad: Las burbujas financieras, como la hipotecaria de 2008, pueden desencadenar crisis sistémicas que arrastran millones al desempleo y la pobreza.
- Desinversión productiva: Al priorizar retornos financieros a corto plazo, se reducen inversiones en ciencia, tecnología, infraestructura o capital humano.
A nivel individual, la financierización impone una mentalidad de riesgo: el ciudadano promedio ya no solo trabaja, sino que también es un “pequeño inversionista” forzado, dependiente de préstamos, fondos de pensiones, seguros e hipotecas que funcionan bajo lógicas especulativas.
En síntesis, la financierización redistribuye poder económico hacia el sector financiero, debilitando la capacidad de los Estados para regular, de las empresas para producir y de los hogares para vivir con seguridad.
Este articulo no agota toda la realidad del proceso de financierización economico, pero lo cierto es que un cambio de rumbo es urgente si queremos que la economía vuelva a servir a las personas —y no al revés.