Comprometido con la paz, los migrantes y la inclusión, suena en el Cónclave
MADRID.- 4 de mayo de 2025.- A sus 69 años, Matteo Maria Zuppi representa una de las voces más relevantes del ala pastoral y socialmente activa dentro del Colegio Cardenalicio. Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana desde 2022 y arzobispo de Bolonia desde 2015, su nombre figura entre los más mencionados en las quinielas que rodean el próximo Cónclave del miércoles, donde se definirá el sucesor del Papa Francisco.
Conocido por su tono moderado pero firme, Zuppi ha conjugado durante décadas una labor eclesial centrada en el diálogo, la inclusión y la justicia social. “Don Matteo”, como aún lo llaman muchos en su natal Roma, ingresó al seminario después de licenciarse en Letras y Filosofía, y se vinculó desde joven a la Comunidad de Sant’Egidio, organización que ha desempeñado un papel clave en procesos de pacificación a nivel global.
Precisamente esa vocación por tender puentes lo convirtió en el elegido del Papa Francisco para liderar la misión de paz en Ucrania y Rusia, en un contexto marcado por la tragedia de la guerra. Zuppi ha visitado Kiev y Moscú en nombre del Pontífice, con la delicada misión de mediar en la repatriación de menores ucranianos deportados a Rusia, una de las aristas más sensibles del conflicto. No es su primera experiencia en este terreno: ya fue mediador en el proceso de paz en Mozambique tras una guerra civil de 17 años.
La sensibilidad social del cardenal se ha manifestado en múltiples frentes. Ha sido defensor declarado de los migrantes, incluso cuando esto le ha supuesto enfrentamientos con líderes políticos como Matteo Salvini. En 2018, Zuppi criticó duramente el “Decreto seguridad” impulsado por el entonces ministro del Interior, que restringía el acceso de refugiados a Italia. “Así es como se crea la clandestinidad. Italia necesita migración, no miedo”, señaló entonces.
Su voz también ha resonado en los debates internos de la Iglesia. En 2017, escribió el prólogo de la edición italiana del libro Building a Bridge del jesuita James Martin, donde aboga por un mayor acercamiento de la Iglesia hacia la comunidad LGBT. Aunque esta postura le ha generado polémicas —como la acusación desmentida en 2022 de que la Archidiócesis de Bolonia bendijo a una pareja homosexual— Zuppi se ha mantenido firme en la necesidad de una Iglesia abierta, compasiva y cercana.
En Italia, su nombramiento como cardenal en 2019 fue interpretado por algunos medios como un respaldo papal al ala progresista del catolicismo. Titulares como “El capellán del Partido Demócrata se convierte en cardenal” reflejaron tanto la esperanza como la crítica que despierta su figura.
Actualmente, Zuppi forma parte de varios dicasterios vaticanos: para la Evangelización, para las Iglesias Orientales y para el Desarrollo Humano Integral. También integra la administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. Con estas credenciales y su experiencia como constructor de consensos, no sorprende que muchos lo vean como una figura de continuidad con el legado de Francisco.
A días del inicio del Cónclave, Matteo Zuppi representa una opción con peso pastoral, experiencia internacional y compromiso social. De ser elegido, marcaría una continuidad en la línea de un papado que ha privilegiado la misericordia, la periferia y la justicia.