Todo lo que haga esta administración encabezada por Luis Abinader con relación a Haití lo respaldo.
La política tiene muchas acepciones desde que el mundo es tal y, por ello, los hombres y mujeres, tan diferentes unos de otras, escogen entenderla como les da la gana.
De ahí procede que unos y otras la consideren una actividad ‘bendita’ o ‘maldita’, necesaria o útil, innecesaria o inútil.
Desde los tiempos fabulosos de Roma y Grecia hasta la actualidad, hemos contado con grandes políticos y estadistas dignos de asociarlos a esta noble actividad. Y otros que solo la han pervertido para el disfrute personal e individual, y no el colectivo y general que debe asumir como papel la Política.
Entonces y ahora, hemos tenido a renombradas figuras que recordamos por sus papeles democráticos de respeto a derechos humanos y libertades públicas. Y claro, a otrasfiguras que hicieron todo lo posible para hundir esas premisas esenciales para todo ser humano.
Y aunque todos somos ‘políticos’, lo cierto es que las grandes mayorías en todas partes NO LO SON. Son solo espectadores, seguidores, admiradores o críticos de los profesionales de la Política, de los que viven (y muy bien) de hablar mentiras, prometer falsedades o construir obras que beneficien su ‘ideal patriótico’ o sus bolsillos. No hay necesidad de citar ejemplos en nuestro querido país, pues sobran por miles.
¿Hasta cuándo gobernantes y opositores seguirán separados a la hora de asumir responsabilidades que beneficien a las grandes mayorías nacionales? Sabrá Dios.
Todos sabemos de nuestros problemas acuíferos, eléctricos, educativos, sanitarios y viales-transporte, pero los lideres de la Nación nada o poco hacen para solucionarlos.
AGREGUEMOS LOS DE HAITI
Agreguemos a esos terribles males el de la desbordada e incansable migración haitiana hacia o en nuestro territorio.
Una situación tan anormal y desastrosa que solo quienes deseen incubar una crisis general de altos vuelos, pueden apoyarla callada o públicamente. Solo quienes no se sientan dominicanos pueden recriminar que diferentes gobiernos hayan tomado o tomen en la actualidad, medidas ejemplares para detener tan absurda, temeraria y costosa migración.
Y no es cuestión de decir que los dominicanos emigran a USA, Europa u otros lugares para mejorar sus vidas, por lo que los haitianos vienen y se quedan en nuestro país con el mismo propósito.
En primer lugar, los dominicanos emigran a países avanzados,no a otros del tercer o cuarto mundo., con sus papeles, actasde nacimiento o pasaportes y respetando leyes, normas, disposiciones y costumbres. Agradeciendo siempre lo logradoen dichos países a base de trabajo duro, aunque a veces muy mal pagado.
En segundo lugar, los haitianos cruzan al nuestro sin documento de identificación alguna, pagando sumas a civiles y militares anti-dominicanos, y utilizando luego escuelas, hospitales y servicios sin pagar un céntimo.
Cuando requieren legalización, residencia o hasta ciudadaníano tienen ningún documento que aportar, a más de mostrar sus raras e inauditas malas costumbres y su sempiterno mal agradecimiento por lo conseguido o vivido aquí.
Defender los postulados del Patricio Duarte y de sus compañeros, patrocinadores de la creación e independencia de la República Dominicana, es y será siempre un deber ineludible, igual al de rechazar la intromisión, invasión o intervención de CUALQUIER potencia extranjera.
A los haitianos los hemos soportado desde 1822 y los hemos ayudado con lo poco o mucho que hemos podido hasta el día de ayer.
El 97 por ciento de los dominicanos, dentro y fuera de nuestro territorio, no está de acuerdo con recibir y ayudar a una migración haitiana que nos odia, desprecia y nunca nosagradece nada. Se creen los dueños de la isla.
¡Que Francia, Canadá y Estados Unidos, junto a otros países, resuelvan los problemas de Haití, pues ellos mismos loscrearon o provocaron desde hace muchos años!
Todo lo que haga esta administración encabezada por Luis Abinader con relación a Haití lo respaldo, como ciudadano simple, con derecho a hablar, escribir y moverme cuando lo desee, sin necesidad de insultar a nadie, incluyendo a los que siempre han vivido de mentir y crear fábulas para que nuestro pueblo siga sumido en la ignorancia y en la desnudez alimentaria.
3 de mayo de 2025.