La fragilidad económica hunde a los medios en una peligrosa dependencia política
La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) advierte en su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025 que la inestabilidad financiera se ha convertido en la mayor amenaza para el periodismo libre en todo el mundo. Esta situación, que afecta a 160 de los 180 países evaluados, ha provocado el cierre constante de medios en casi un tercio de ellos, alimentando una tendencia preocupante: la desaparición del periodismo independiente en favor de narrativas controladas.
Aunque la violencia física sigue siendo el aspecto más visible de la represión contra periodistas, RSF enfatiza que las presiones económicas —más insidiosas— son igual de devastadoras. La concentración de la propiedad de los medios, la presión de anunciantes y accionistas, y la asignación opaca o inexistente de ayudas públicas, socavan la pluralidad y la independencia informativa.
Según el informe, los medios enfrentan una elección imposible: preservar su independencia o sobrevivir financieramente. Esto los arrastra hacia una lucha por la audiencia que sacrifica calidad y rigurosidad, y los vuelve vulnerables a ser utilizados por actores políticos o económicos.
En este contexto, RSF propone restaurar una economía de medios sana, capaz de garantizar la producción de información fiable y al servicio del interés general, una labor que requiere inversiones estables, reglas claras y apoyo público sin interferencia política.
La desigualdad entre regiones se amplía y crea un periodismo de élite
El deterioro global de la libertad de prensa ha cruzado una línea roja histórica: la puntuación media global ha caído por debajo de los 55 puntos, umbral a partir del cual se considera que la situación es “difícil”. Esta es la primera vez que RSF califica el panorama mundial de esta forma.
Más de 112 países han retrocedido en su puntuación respecto al año anterior. Solo Noruega mantiene su primer puesto, con una situación "buena" en los cinco indicadores de evaluación. Sin embargo, incluso en Europa, el continente mejor posicionado, el equilibrio es frágil. Países como Portugal (puesto 8), Croacia (60) y Kosovo (99) han sufrido retrocesos importantes.
La brecha entre la Unión Europea y el resto del mundo sigue ampliándose. Mientras la UE y los Balcanes tienen las puntuaciones más altas, regiones como Asia Central, África y América Latina enfrentan un deterioro agudo.
En Oriente Próximo y el norte de África, ejercer el periodismo es especialmente peligroso, con la Franja de Gaza como uno de los lugares más letales para periodistas.
Palestina ocupa el puesto 163, con redacciones arrasadas y más de 200 periodistas muertos desde el endurecimiento del bloqueo israelí hace más de 18 meses. Afganistán (175), Irán (176), Birmania (169), Bielorrusia (166), Nicaragua (172) y Sudán (156) están entre los países más peligrosos, donde la represión política y la precariedad económica convergen.
Incluso países con buenas posiciones en el ranking enfrentan retos: en España (23), Sudáfrica (27) y Nueva Zelanda (16), los medios luchan contra estructuras económicas frágiles, crisis de modelo de negocio y creciente concentración.
El desierto informativo de Estados Unidos
En Estados Unidos, que ha caído al puesto 57 en la clasificación, la situación es alarmante. El país ha perdido más de 14 puntos en el indicador económico en los últimos dos años. Regiones enteras se están convirtiendo en “desiertos informativos”, donde el periodismo local está desapareciendo por falta de fondos y apoyo.
Más del 60 % de periodistas y expertos en medios encuestados por RSF en Arizona, Florida, Nevada y Pensilvania afirma que es difícil ganarse la vida como periodista, y el 75 % considera que la viabilidad económica de un medio mediano es altamente compleja.
El entorno mediático estadounidense también se ha vuelto más hostil tras el retorno de Donald Trump a la presidencia, quien desde enero ha tomado medidas concretas para debilitar medios públicos.
Así, la Agencia de Estados Unidos para los Medios de Comunicación Globales (USAGM) ha cortado el financiamiento de medios como Voice of America y Radio Free Europe/Radio Liberty, privando a más de 400 millones de personas en el mundo de acceso a información confiable.
Además, la congelación de fondos por parte de la USAID ha provocado el colapso financiero de decenas de medios, especialmente en Ucrania (puesto 62), donde la falta de recursos ha obligado a varios a cerrar.
Los datos de RSF dejan claro que el periodismo vive una crisis estructural y global. La libertad de prensa, pilar de las democracias y del derecho a la información, se erosiona no solo por la censura directa o la violencia, sino por la precariedad y la dependencia financiera.
Lo cierto es que sin un ecosistema económico que respalde el trabajo independiente, la verdad peligra y los ciudadanos pierden su derecho a una información libre y verificada. C on dagtos de Europa Press.