Descubrimiento abre nuevas posibilidades para la agricultura inteligente y sostenible
Un equipo de científicos ha resuelto un misterio que ha intrigado a la ciencia por más de un siglo: ¿cómo se comunican internamente las plantas cuando enfrentan estrés? El hallazgo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que la presión negativa en el sistema vascular de las plantas es clave en este proceso.
Esta presión, fundamental para retener agua en raíces, tallos y hojas, se ve alterada ante factores de estrés como la sequía o las heridas. Esa alteración desencadena un movimiento de fluidos que transporta señales mecánicas y químicas, activando respuestas internas para restaurar el equilibrio y defenderse de amenazas.
Mecanismo unificado conecta alteraciones de presión con reacciones químicas en las plantas
"Estamos construyendo un conocimiento fundamental sobre la comunicación interna de las plantas", explicó Vesna Bacheva, investigadora postdoctoral en el Center for Research on Programmable Plant Systems (CROPPS) de la Universidad de Cornell.
Bacheva destacó que el nuevo modelo predictivo unifica teorías previas, demostrando que los cambios de presión provocados por daños —como la mordida de una oruga— desencadenan flujos de agua que transportan compuestos químicos a lo largo de toda la planta.
Esos compuestos podrían inducir la producción de sustancias tóxicas que repelen insectos, mientras que la alteración de la presión abriría canales mecanosensibles que liberarían calcio y otros iones, iniciando una cascada de señales genéticas de defensa.
Hacia el futuro: plantas capaces de comunicarse con los seres humanos
El objetivo final, según Bacheva, es desarrollar plantas indicadoras que puedan expresar visualmente su estado de salud. Esto incluye especies que cambien de color o emitan fluorescencia cuando necesiten agua o enfrenten condiciones adversas.
Más allá de eso, el sueño de los investigadores es lograr una comunicación bidireccional: que las plantas puedan no solo alertar a los agricultores de su situación, sino también adaptarse de antemano cuando se les informe que enfrentarán períodos prolongados de sequía. Con este avance, el futuro de la agricultura podría ser más eficiente, resiliente y en total sintonía con las necesidades del medioambiente.