Un viaje sensorial por los sabores tradicionales de esta época sagrada
Santo Domingo.- La Semana Santa en República Dominicana no solo se vive en las iglesias o en las playas, también se celebra intensamente en las cocinas. En medio del recogimiento espiritual, las tradiciones culinarias florecen, y entre ellas, un postre reina con sabor y memoria: las habichuelas con dulce. Este manjar, heredado de generación en generación, se ha convertido en el verdadero protagonista de la mesa dominicana durante esta época sagrada.
Prepararlas es todo un ritual que comienza con la cocción paciente de habichuelas rojas, que luego se mezclan con leche de coco, leche evaporada, azúcar, canela, clavos dulces y un toque de sal para realzar los sabores. El resultado es una crema espesa, de tono púrpura, coronada con galletas de leche y pasas que bailan sobre la superficie. No es solo un postre, es una experiencia sensorial y cultural que une a la familia y evoca recuerdos de infancia.
Pero la Semana Santa dominicana es mucho más que habichuelas con dulce. La gastronomía se convierte en un reflejo de la identidad y la espiritualidad del pueblo. Durante estos días, la tradición cristiana de evitar carnes rojas se respeta con creatividad y sabor.
- El pescado, por ejemplo, toma un papel central y se prepara de múltiples formas: frito y crujiente, guisado con leche de coco o al vapor con vegetales frescos. Cada receta es un tributo a la herencia marinera de la isla y al ingenio de su gente.
A su lado, el chenchén —un plato humilde pero delicioso a base de maíz triturado— aporta textura y calidez al menú. Su sabor neutro lo hace el acompañante perfecto para cualquier platillo salado, o incluso una opción reconfortante por sí solo. Y como broche de oro, los jugos naturales de frutas tropicales como la chinola, el tamarindo y la jagua refrescan el paladar con una explosión de notas dulces y ácidas.
Esta celebración culinaria no es casualidad. En la cultura dominicana, la comida es una forma de expresión, de memoria y de comunidad. Cada plato que se sirve durante la Semana Santa cuenta una historia de fe, familia y raíces profundas. En cada cucharada de habichuelas con dulce se saborea no solo el trabajo y el amor, sino también la continuidad de una tradición que ha resistido al tiempo.
Si visitas República Dominicana en Semana Santa, prepárate para más que sol y playa. Déjate conquistar por los aromas que salen de cada cocina, prueba las recetas típicas y comprende por qué esta isla celebra la fe también a través del gusto. Porque aquí, el alma de la Semana Santa se saborea: dulce, cálida y entrañablemente dominicana.