El poder de Caminero y la solidez de su bullpen dan el campeonato a los Leones sobre los Tigres del Licey.
SANTO DOMINGO.- Una noche mágica, un batazo histórico, y un equipo que nunca dejó de creer. Así se vivió la coronación de los Leones del Escogido en la Serie Final de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM), temporada 2024-2025. El protagonista de la jornada fue el antesalista Junior Caminero, quien con un descomunal jonrón solitario en el noveno inning selló la victoria 6-5 frente a los Tigres del Licey, otorgándole a los melenudos su 17º campeonato en la historia de la franquicia.
El impacto de Caminero: un cuadrangular que quedó en los libros de historia
Cuando el marcador estaba 5-5, y el juego se encontraba en un tenso empate, Junior Caminero se levantó como el héroe esperado. En la parte baja del noveno episodio, con un lanzamiento de Jairo Asencio, Caminero conectó un bombazo que voló 454 pies y llegó hasta la parte más profunda del jardín central.
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La velocidad de salida del batazo fue impresionante: 114.2 millas por hora. La pelota voló, y con ella las esperanzas del Licey. El Escogido había recuperado la ventaja definitiva, 6-5, y ya no hubo marcha atrás. Caminero se convirtió en el principal artífice de la victoria que coronaba a su equipo como los campeones de la LIDOM.
Sin embargo, no fue el único momento destacado para el joven prospecto. Más temprano en el juego, en el cuarto inning, Caminero también había sido parte de un ataque tempranero, con un doble que lo llevó hasta la segunda base y permitió que los Leones tomaran una ventaja inicial de 2-0.
Un partido de giros y emociones: el Licey y su respuesta
El inicio del encuentro estuvo marcado por una serie de intercambios de golpes entre ambos equipos. En el cuarto episodio, el Escogido aprovechó un par de sencillos consecutivos de Sócrates Brito y Junior Caminero para colocar corredores en las esquinas.
Jean Segura se encargó de empujar la primera carrera con un imparable al central, y con un posterior sacrificio de Yamaico Navarro, los rojos tomaron ventaja 2-0.
El Licey no tardó en responder. En el quinto inning, los Tigres fabricaron un rally de cuatro carreras que puso al Escogido en apuros. Tres de esas carreras fueron a costa del abridor Johnny Cueto, quien luchó para contener a la ofensiva azul. Sin embargo, el Escogido no perdió la calma. En el sexto episodio, un doble de Caminero y un imparable de Segura reavivaron las esperanzas melenudas, emparejando el juego a 4-4.
El bullpen del Escogido, pieza clave del triunfo
La solidez del bullpen de los Leones fue fundamental para sostener la victoria. A medida que el juego se alargaba, los lanzadores del Escogido se mostraron inflexibles. Silvino Bracho fue clave en la octava entrada, donde retiró a los tres bateadores que enfrentó, dos de ellos por la vía del ponche, asegurando la estabilidad del equipo.
El salvamento fue para Rafael Montero, quien logró mantener la calma en el noveno episodio a pesar de los intentos de reacción del Licey.
Destellos individuales: un equipo en unidad
La ofensiva de los Leones fue liderada por Junior Caminero, quien terminó el partido con un increíble 4 de 5 en el bateo, incluyendo su cuadrangular, dos dobles, tres carreras anotadas y un boleto. Jean Segura, por su parte, también tuvo una actuación sobresaliente, con un 4 de 4, incluyendo dos impulsadas. Yamaico Navarro, quien también estuvo presente en momentos clave, produjo dos carreras con un doble.
Por el lado de los Tigres, Harold Ramírez fue el más destacado, bateando 2 de 4 con dos remolcadas. Emilio Bonifacio, con tres hits, contribuyó en la ofensiva azul, aunque no fue suficiente para evitar la derrota.
Un triunfo que tiene sabor a gloria
Con esta victoria, los Leones del Escogido se consagraron campeones de la LIDOM 2024-2025, un título que fue el resultado de una gran combinación de bateo oportuno, lanzamiento sólido y la capacidad para mantener la calma en momentos de alta presión.
El jonrón de Junior Caminero será recordado por siempre en la memoria colectiva de los fanáticos, no solo como el batazo que rompió el empate, sino como el símbolo de la unidad y la garra de un equipo que luchó hasta el final por el campeonato.
