Cuando digo que los verdes, no son verdes, lo hago basado en la inmensa variedad de intereses particulares que se encierran en sus filas.
Por César Fragoso
En la República Dominicana se ha levantado un llamado Movimiento Verde, que realmente no es verde, pero que le está causando grandes problemas a los morados.
Si analizamos el conglomerado social y político que compone el señalado grupo, nos daremos cuenta de que lo conforman una serie de partidos políticos opositores al Gobierno y personas de diferentes estratos socio-económicos que, sencillamente no están de acuerdo con algunas de las ejecutorias de nuestras actuales autoridades.
Si bien es cierto que, por el momento, para el PLD, el mencionado Movimiento no representa ningún peligro en lo que a sus pretensiones electorales del 2020 se refiere, no menos cierto es que, de los verdes dejar a una lado su amalgama de intereses y convertirse en un núcleo unificado y con un solo fin, las cosas podrían ser muy diferentes.
Cuando digo que los verdes, no son verdes, lo hago basado en la inmensa variedad de intereses particulares que se encierran en sus filas, en las que se mesclan los de líderes opositores con franquicias políticas que no llaman la atención y otros de más arrastre que anhelan convertirse en las figuras del grupo.
Al mismo tiempo, se conjugan los deseos de poderosos empresarios del sector eléctrico cuyos negocios se ven afectados por los planes del Gobierno de producir más electricidad para venderla a bajo costo a la población.
También se suman los intereses particulares de una parte de la sociedad dominicana que ya no quiere ser gobernada por el PLD, de otros que votaron por el Lic. Danilo Medina pero que consideran que no han sido favorecidos por su Gobierno, de peledeístas inconformes con esta administración, de la gente común, que no se mete en política pero que se ve afectada por lo que hacen los políticos y, por último, sin que el orden de colocación tenga ninguna importancia, por ciudadanos necesitados de algún dinero y de algo de comer, que participan en las marchas verdes, detrás de la dieta que les dan para que asistan, y de los que van por simple diversión y matar el tiempo en algo.
Esa mezcla de arroz con mangos o de macos con cacata, convierte el grupo de los verdes en un pasatiempo momentáneo que terminará sin pena ni gloria en cualquier momento de lo que resta para mayo del 2020.
La durabilidad del Movimiento Verde será directamente proporcional al momento en que comiencen a aflorar los interés particulares de los diferentes grupos que lo componen y uno que otro de sus miembros se haga más importante que los demás.
Esto, unido a errores como el de la solicitud de renuncia del Presidente Medina hecho por algunos de sus intelectuales, será, o mejor dicho, ya es, el inicio del fin de los verdes.
Los amigos del Partido de la Liberación Dominicana que, les guste o no a los demás, han demostrado que son más inteligentes que sus opositores, están conscientes de la fragilidad que tiene en Movimiento Verde y, entienden que, aunque ha resultado ser un cuerpo extraño en la córnea, o lo que es lo mismo que una paja en el ojo, saben que, de la manera en la que se comportan no van para ningún lado y no le dan mucha importancia.
De hecho, excepto por los escándalos de supuesta corrupción que han salido a la luz pública frutos de la presión social local y de informaciones que nos llegan del extranjero, los logros de los verdes, que no son verdes, no son cuantificables ni representan un peligro real que evite que el PLD salga ganancioso en los resultados finales de las elecciones del 20.
Ahora bien, si nos fuéramos al extremo de la utopía y pensáramos en que el arcoíris de colores que realmente representan los que se visten de verde, lograran el milagro de entender que quizás podrían ganarle al PLD si se convierten en uno solo, otra podría ser la historia que se contaría a partir de agosto del 2020.
Lo cierto es que, como Dios no se mete en política, esa intervención divina no sucederá y, los rojos seguirán siendo rojos, los azules, azules, los amarillos, amarillos, etc, etc.
Cuando se acerque la contienda de mayo del 2020, cada quien se buscará lo suyo, el dinero que les da la Junta Central Electoral seguirá siendo más poderoso que el patriotismo de estos días, las marchas dejarán de tener un solo color, cada quien se querrá poner la ñoña y, como así no representan nada que pueda poner en juego las pretensiones del PLD, el 16 de agosto de ese año, estaremos juramentando, por cuatro años más, a un miembro de la franquicia formada por el Profesor Juan Bosh.
Yo no tengo la menor duda de que esa será la realidad que viviremos dentro de menos de tres años; ahora bien, quienes hoy nos dirigen no pueden dormirse en sus laureles y pensar que ellos son imprescindibles para el país, de hecho, deberían preparar un Plan B, ya que, si los verdes fueran verdes, los morados correrían peligro.