Por Freddy Galarza.
New York.- La vida de un animal vale más que la de un ser humano en dominicana, asi lo confirma la reciente muerte del obrero Alberto Ruiz Féliz ( Topo ) quien recibió un cartuchazo que les cegó la vida al ser sindicado como la persona que había robado un perro a su victimario en la comunidad de Barahona.
Es difícil desde lejos establecer con claridad lo acontecido, pero los resultados están ahí, la pérdida de una vida, de una persona que tengo entendido trabajaba en el área de la construcción en los diferentes barrios de esa comunidad, muerto por culpa de un perro Rottweiler que su dueño alegaba había sido robado .
El hecho ya no sorprende a nadie, los asesinatos que se suceden a diario por un celular, un par de pesos, cadenas y hasta por pequeñas deudas ha hecho que la ciudadanía se acostumbre y lo acepte como parte de la cotidianidad del dominicano.
Resulta muy peligroso que esa forma de pensar se generalice en la población porque nos convertiremos todos en cómplices de las peores crueldades, crímenes y actos delincuenciales que sucedan en nuestro alrededores .
Quitarles la vida ha alguien por tan poca cosa es una demostración de la desintegración moral y social que comienza en el círculo familiar y se disemina a todo lo largo y ancho de nuestras instituciones, manifestandose en la conducta personal de algunos ciudadano .
Las autoridades educativas deberían retomar en nuestras escuelas públicas y privadas aquellas materias que se impartían cuando éramos estudiantes para disciplinar a los alumnos, como moral y cívica y urbanidad, que hacían de los niños y adolecentes de la época hombres y mujeres serios para la sociedad y forjadores de las buenas costumbres .
Para los que estamos fuera de nuestra quisqueya, que han dejados sus familiares allí, vivimos constantemente con el temor de perder un familiar, o amigos, fulminado por los actos delincuenciales que se han vuelto incontrolable en República Dominicana .
