Siempre es saludable traer a la memoria lo que
otros tal vez quisieran borrar. Así, coincidiendo con las fechas del día
internacional de conmemoración en memoria de las víctimas del holocausto, y
tomando como título el tema sobre el que va a girar dicha celebración este año,
se me ocurre hacer una serie de reflexiones, evocando la idea que nos propone
Naciones Unidas, de repasar los diversos viajes que se realizaron durante esta
tenebrosa época, donde el dolor y el sufrimiento recorría territorios en los
que la práctica de la irracionalidad era continua.
Indudablemente, estas
atormentadas experiencias nos transforman. Ahora bien, cualquier viaje por
muchas millas que tenga comienza con el primer paso. El que millones de seres
humanos sean despojados de todo, especialmente de su dignidad, debe hacernos
meditar, o cuando menos recordar las terribles tragedias vividas por personas
que nos precedieron, con el fin de que nos sirvan de fuerza inicial orientadora
para no volver a caer en los mismos errores del pasado. De ahí la importancia
de refrescar la memoria y de tener en cuenta las advertencias que nos llegan de
las víctimas del holocausto y del testimonio de los supervivientes. Nadie puede
olvidar o ignorar lo que sucedió. En todo caso, uno debiera interrogarse
siempre. Realmente, ¿cómo puede sentir un ser pensante tanto desprecio por su
misma especie hasta su propio exterminio? Sólo una ideología sin valores, ni
humanidad alguna, con un desorden y una degeneración total, podía planear y
llevar a cabo esta absurda matanza de existencias.
Teniendo en cuenta
que el recuerdo es el único territorio del cual no podemos ser echados, veo con
buenos ojos que el programa de divulgación del holocausto y las Naciones Unidas
se hayan asociado con el Museo Estadounidense en Memoria del Holocausto, como
una vía láctea para un viaje reflexivo, con el fin de poner a disposición de
todos los educadores del mundo un nuevo recurso fílmico, acompañado de un
paquete educativo en varios idiomas. La película, que muestra imágenes nunca
vistas, examina el ascenso y consolidación del poder de los nazis en Alemania, además
de analizar su ideología, su propaganda y la persecución de los judíos y otras
víctimas. También traza el camino mediante el cual los nazis y sus
colaboradores llevaron a cabo el asesinato de millones de personas. Lo que se
pretende con este recurso es provocar la reflexión y el debate acerca del rol
que desempeñaron las personas, instituciones y naciones entre los años 1918 y
1945. Evidentemente, quizás la vida sería imposible si todo se recordase, pero
el secreto está en saber discernir aquello que no debemos desconocer y mucho
menos olvidar. De lo contrario, seríamos injustos con nosotros mismos, con
nuestra misma especie.
Sin duda, todas
estas menciones al recuerdo del pasado han de servirnos de enseñanza futura
para todos los moradores del planeta. Los viajes en el tiempo son para el
presente lección. Aquellos que huyen de caminar por las huellas pasadas es que
no están vivos. Somos la memoria viva de lo que somos. El holocausto no admite
indiferencia, es una tragedia del hombre contra sí mismo. Las ansias de
venganza nos legaron crueldades difíciles de asimilar. Es solo así, recordando
este tiempo cruel de muertes, como podemos iniciar marchas hacia la vida. No
perdamos jamás la memoria. Es importante. Y en este sentido, durante estas
mismas fechas también se conmemorará el setenta aniversario de la deportación
de los judíos húngaros durante el holocausto.
Será la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) quien auspiciará el año de recordación del Holocausto en Hungría. La
mayoría de estos desterrados los enviaron al campo de concentración y
exterminio de Auschwitz-Birkenau de la Alemania nazi (1940-1945), y otros
fueron llevados a la frontera entre Hungría y Austria, donde los obligaron a
construir trincheras de fortificación. La locura destructora superaría lo más
espantoso hasta entonces conocido. La ceremonia de dicha conmemoración será el
veintisiete de enero, y, al día siguiente, tendrá lugar la apertura de la
exhibición "cuando escuchas a un testigo, te conviertes en un
testigo". Además, coincidiendo con esta remembranza a la memoria del
holocausto, habrá una proyección y debate de la película "blinky y
yo". En este documental se cuenta la historia de Yoram Gross,
sobreviviente del holocausto, que mediante historias a sus nietos, relata las
experiencias que vivió su familia al esconderse y escapar milagrosamente de los
nazis en Polonia. Desde luego, es una sana invitación a recapacitar, una y mil
veces, sobre aquella espantosa barbarie que tuvieron que soportar algunos seres
humanos.
Naturalmente, a la
persona hay que rescatarla por lo que es. Forma parte de la humanidad y, bajo
este vínculo, todos somos necesarios e imprescindibles. Por eso no se puede, ni
tampoco se debe, guardar silencio ante ideologías destructoras. La cuestión es
moverse. Al recordar a todas aquellos inocentes que perdieron su vida en el
holocausto, debe hacernos recapacitar a instituciones y gobiernos, a todos los
ciudadanos en definitiva, para que se proteja a los más vulnerables,
independientemente de su raza, color, género, cultura o creencia religiosa.
Nunca más debería nadie tener que soportar el horror que significó el
holocausto. Podemos conseguirlo. Está visto que sí trabajamos unidos podemos
prevenir cualquier locura y poner fin a la impunidad. De igual modo, si
educamos a las nuevas generaciones acerca de este terrible episodio de nuestra
historia, estoy seguro que podremos avanzar en la defensa de la dignidad
humana, algo que no es negociable, ni debe estar disponible.
Por otra parte,
debemos hacer algo más que recordar y velar porque las nuevas generaciones
conozcan esta necia realidad de nuestra propia historia. Que, por supuesto, ya
es mucho. A mi juicio, debemos aplicar la lección universal del holocausto al
momento actual que vive el mundo y ver la manera de proteger tantos derechos
humanos olvidados hoy, tantas injusticias sembradas ahora mismo, tantas cadenas
consentidas en un segundo, tantos poderes corruptos navegando a cuerpo de rey
en este mismo instante, tanta necedad sembrada en suma. Por desgracia, se
trabaja poco por estos valores y en beneficio del futuro colectivo de la
humanidad. Sabemos que una quinta parte de la población mundial y cerca de la
mitad de los pobres y de los niños en edad escolar, viven en países donde la
violencia, los conflictos y la inseguridad es un diario en su diario existencial.
También abundan multitud de acciones inmorales e irresponsables, en parte
propiciadas por personas con influencia. Tampoco se puede permitir la obstrucción
de la entrega de ayuda humanitaria a refugiados y personas que malviven en lugares
de conflicto.
El ser humano debe
volver a ser humano, por encima de otro interés mundano. Y uno es algo en la
medida que hace algo por los demás. No me sirve lo de borrón y cuenta nueva. Obviamente,
el más placentero viaje por este mundo es ver a un ser humano dando vida a otro
ser humano. Siempre hay alguien que nos llama. Miremos alrededor. Al fin,
reconozcámoslo, a una persona solo lo puede proteger otra persona.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
19 de enero de 2014.-