<b>Tras ver La Peste de Estos Días, en el Teatro Guloya, queda claro el convencimiento de que para fines escénicos presupuestos y calidad no siempre van de la mano y que el teatro pobre y el teatro rico son invenciones subjetivas que no tienen relación alguna con el talento verdadero.</b>
El texto
Hace doce años que este texto, en 2001, fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro, y desde entonces, nada había pasado.
Con la presentación, por parte de Teatro Guloya, de La Peste de estos Días, original del dramaturgo y artista plástico sanjuanero Ángelo Valenzuela, un texto escrito hace más de 20 años y retomado y adecuado en sus giros formales ya que la cuestión que enfoca, la situación de deshumanización del servicio de salud, sigue igual o peor que cuando se concibió originalmente.
El resultado es una narración teatral que, sin caer en el facilismo de lo obvio, enfoca con una gracia desarrollada con intensas dosis de sarcasmo, un tema harto conocido y muchas veces sufrid la deshumanización y comercialización de la salud incluso desde los propios centros públicos de asistencia.
Con un tema susceptible de tanta derivación de su caudal emotivo por las canaletas del panfleto, Angelo logra levantar vuelo narrativo hacia esferas en las cuales la inteligencia, el rejuego de palabras y la denuncia del sistema, adquieren carta de ciudadanía estética propia.
Lo técnico
Con unos elementos escenográficos marcados por la sencillez, concebidos por Guloya y realizada por Lenín Paulino, a partir de reciclados del desecho plástico quirúrgico, cosido entre si con un amor inmenso, junto al trabajo resultantemente artístico de las máscaras de Miguel Ramírez, que le confieren un aire especialmente impresionista y ajustadamente grotesco, junto a un vestuario trabajado desde su diseño con enorme profesionalidad, por parte de Renata Cruz, hay que colegir que como propuesta teatral, esta obra matizada por un profundo sentido de la ironía y el sarcasmo, exagerando expresiones (no situaciones) es el planteamiento escénico de más trascendencia en el primer semestre del presente año.
La dramaturgia
Quienes no conocen en persona a Ángelo Valenzuela, pintor de una calidad incuestionable y con una fuerza notable en el manejo del pincel y los colores y gestor cultural de muchos años, aspectos al que agrega el de autor de textos para la escena, no tienen idea alguna de la preparación de este chico que ha preferido permanecer en su comunidad nativa, ejerciendo el arte, preparándose, estudiando cada día y sorbiendo constantemente de las fuentes del saber y la estética. Para mucha gente, Ángelo resulta un descubrimiento como dramaturgo.
Actoralmente
Claudio Rivera (Plutarco Zabala) se adueña del rol central por la espectacularidad de su interpretación, el manejo de la voz, la expresión facial, el maquillaje y un vestuario que subraya su antagonismo. Simplemente es uno de los mejores papeles que le hemos visto. Intensidad, gracia y frescura, todo en un solo personaje. Es suya la responsabilidad de marcar el ritmo.
Viena González, (Secretaria, Gobernadora, Evangélica y Tía Odiosa), alcanza un nivel muy alto con sus desdoblamientos, borrando con cada intervención, todo rastro del anterior y llenando el escenario con su alta y elegante figura, gerenciala para cuatro personajes de los cuales la Gobernadora y la Tía Odiosa se llevan los principales recuerdos.
Doris Trini Sánchez (Belkis) nos llenó de alegrías y de la certidumbre de que ha encontrado una oportunidad que demandaba para evidenciar con su entrega como co-protagonista femenina, haciendo de la esposa del paciente, un talento que debe llamar la atención de directores de teatro y cine. Su manejo de la voz, sus matices, el uso de la expresión facial y corporal, dejan plantado un sello interpretativo que debe ser tomado en cuenta.
Ricky Molina (Don Moisés Cortez) cumple con corrección sus parlamentos, pero no resalta, haciendo exactamente lo que se espera de su rol.
Víctor Contreras (Bocanegra , Perro 1,y Sindicalista) sorprende al pasar de ser quien hacia portería, aspectos técnicos de luces o sonido, o para servir un trago en la sala de espera, a cumplir con una encomienda artística difícil, dando caracterización particular a sus dos personajes a los que representa con efectividad. Su punto más alto, por ritmo y correctísimos movimientos corporales, es el Sindicalista.
Joan del Villar (Chivilo, Perro 2, Doctor y Banquero) se encuentra en medio de muchos talentos probados y de gran experiencia, pese a lo cual establece un sello que le hace sobresalir de la novatada y deja sentir que un nuevo valor está presente.
Jéssica Pérez (Tripita y Colombina) merece un reconocimiento por su personaje de apoyo primario al que acomete con integridad artística, con un sentido de dar la milla extra, más allá de las indicaciones del director Claudio Rivera.
Ficha Técnica
La peste de estos días
Autor: Ángelo Valenzuela
Dirección: Claudio Rivera
Máscaras: Miguel Ramírez
Vestuari Renata Cruz
Escenografía: Guloya/Lenín Paulino
Talentos
Claudio Rivera (Dr. Plutarco Zabala)
Viena González (Secretaria, Gobernadora, Evangélica y Tía Odiosa),
Doris Trini Sánchez (Belkis)
Ricky Molina (Don Moisés Cortez)
Víctor Contreras (Bocanegra, Perro 1,y Sindicalista)
Joan del Villar (Chivilo, Perro 2, Doctor y Banquero)
Jéssica Pérez (Tripita y Colombina)