SANTIAGO.- Los improvisados vertederos, que en los últimos meses se han
convertido en cosas comunes en esta ciudad, de nuevo han surgido en lugares
donde habitualmente los residentes aquí depositan la basura en cantidades
considerables, lo que se suma a las dificultades para controlar adecuadamente el
Eco Parque Rafey, destino final de los desechos sólidos.
En calles y avenidas es algo común observar grandes montones de
desperdicios colocados por residentes en los alrededores, realidad que es
considerada por especialistas como una de las causas en el resurgimiento de
problemas respiratorios y de la piel de cientos de personas que a diario buscan
asistencia médica en hospitales y clínicas.
El obsoleto estado de la mayoría de los vehículos compactadores,
camiones y camionetas que se utilizan en la recogida de la basura, sumado al
personal limitado con que cuenta la
Alcaldía para esos menesteres, gravitan negativamente en el
trabajo que permita mantener la ciudad libre de desperdicios.
La situación se verifica con mayor incidencia en barrios como
Cienfuegos, Buenos Aires, Los Reyes, Los Ciruelitos, Camboya, Gurabito, Pueblo
Nuevo, Baracoa y La Joya.
Por igual, en los ensanches Espaillat, Libertad, Ramos, Román, Bolívar,
Bermúdez y los sectores El Ejido, Savica, Los Pepines, Bella Vista. La Yagüita, Pastor y los
repartos Peralta y Perelló.
Hace algunos meses prácticamente quedó desmantelado el departamento
municipal conocido como Corporación de Aseo de Santiago (Casa) entidad que
traza la política relacionada con la operatividad del Eco Parque Rafey, lo que
ha provocado que el vertedero prácticamente haya sido abandonado a su suerte, a
pesar del costo millonario en pesos que significó hace algunos años su puesta
en funcionamiento.
Este fue creado con el objetivo de darle un tratamiento adecuado a los
desperdicios que se depositan allí, donde se contaba con el respaldo de una
entidad japonesa, especializada en respaldar económicamente y en asistencia
técnica ese tipo de proyectos.