<b>SANTIAGO.-
Para el semanario católico Camino, en el país es necesario establecer un
régimen de paz que, a su entender, se ve amenazado cuando se niega el derecho
al trabajo a miles de dominicanos que andan mendigando un espacio para ganarse
el sustento dignamente.</b>
Por
igual, el vocero escrito del Arzobispado de Santiago entiende que se pone en
peligro esa parte de la existencia de los dominicanos “cuando algunos desfalcan
el erario, impidiendo que el dinero sustraído se emplee en obras de bien social”.
El
planteamiento sobre el particular está contenido en el editorial de ese
periódico, especializado en asuntos religiosos, que circula a partir de este
domingo en los templos católicos, titulado “Un anhelo de la humanidad”. “Se
amenaza la paz cuando miembros de la Policía Nacional
se abrogan el derecho de matar a civiles, amparándose en la inexistente ley de
los intercambios de disparos”, puntualiza.
Para
a seguidas agregar que es una amenaza para la paz “cuando decenas de hombres
matan a sus compañeras, dejando a cientos de niños y niñas huérfanos de
compañía fraterna y de esperanza”.
De
acuerdo al semanario Camino, es una amenaza para la paz la corrupción sin
castigo y cuando se atenta constantemente contra el medio ambiente “sin importar
las funestas consecuencias para las generaciones presente y futuras”.
“Se
amenaza la paz cuando el Estado no implementa políticas sociales que sepulten
para siempre la marginalidad extrema en que viven tantos dominicanos”, abunda.
Camino sugiere que,
al concluir este 2012 y abrirle las puertas al nuevo año “hagamos nuestras las
palabras del Papa cuando proclama: Jesús es nuestra paz, nuestra justicia,
nuestra reconciliación. El que trabaja por la paz, según las bienaventuranzas
de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y del
cuerpo, hoy y mañana”.
“El Santo Padre
nos lleva a ver que la negación de esa paz la encontramos en el pecado
manifestado en el egoísmo y la violencia, la codicia y el deseo de poder y
dominación, la intolerancia, el odio y las estructuras injustas, a la vez que
proclama que la paz presupone un humanismo abierto a la trascendencia”,
puntualiza.
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