Es una mujer menudita, de sonrisa encantadora, que usa lentes que la hacen
parecer como una doctora en Medicina, en lugar de una dama de leyes.
Se mueve con agilidad al dictar una charla, como si fuera un lindo
gorrioncito que da saltitos, que habla con una franqueza poco común. Es sencillamente fascinante ver cómo se
desenvuelveante un auditorio.
Cualquiera se equivoca, pues detrás de esa amabilidad está una profesional
del Derecho que no toma en cuenta intereses de ningún tipo a la hora de aplicar
la Ley. En ese sentido, es lo que los dominicanos llamamos “una tolete de
Fiscal”. En este caso, de la Provincia de Santo Domingo.
Hace unos días, tuve el gran privilegio de asistir a una charla que la
licenciada Olga Diná Llaverías dictó en la sede de la Autoridad Metropolitana
de Transporte (AMET) invitado por mi apreciado amigo José Jáquez, su Gerente de
Relaciones Públicas. La charla trató sobre la violencia contra las mujeres,
ante un auditorio compuesto por agentes masculinos de la AMET.
La licenciada Diná explicó con detalles la larga lucha de las mujeres por
sus derechos; los diversos tipos de agresiones contra ellas, que van desde la
física hasta la sicológica, como por ejemplo los hombres que las maltratan con
golpes, con palabras y con acciones humillantes, hechos sancionados por la Ley.
Se refirió incluso a las violaciones sexuales contra las parejas, casadas o
no, diciendo que constituye una violación sexual cuando la mujer no deseatener relaciones de ejercitación de
movimientos pélvicos con su marido, en un momento dado.
Hay muchos casos, dijo la licenciada Diná, en que el marido reacciona
diciéndole que “tú tienes que dármelo, porque para eso soy el hombre”. Esta
expresión causó hilaridad entre los presentes, sobre todo luego de que la
licenciada Diná reflexionara y dijera: “¿Qué fue lo que yo dije?”. Total, no
fue una vulgaridad, sino una realidad que ocurre muy a menudo en los hogares
dominicanos por falta de educación, amor y solidaridad entre las parejas. La
relación sexual entre los esposos o amancebados tiene que ser de común acuerdo,
sin inhibiciones, sin imposiciones.
Uno de los presentes en la charla preguntó qué sucedería si un hombre tiene
relaciones sexuales con una mujer menor que pronto cumplirá 18 años, argumentando que a esa edad tendría
suficiente razonamiento para hacerlo. La licenciada Diná le dijo, sin que sean
palabras textuales, “si por si acaso es usted, revísese, porque sería una
violación sexual. Espere que la chica tenga 18 años y un día, cuando sea mayor
de edad. Pero si es por la fuerza o seducción, olvídese que va para la cárcel”.
La licenciada Diná explicó también que cuando un hombre se vale de su
jerarquía para acosar a una empleada bajo su mando, cuando acaricia a una menor
incitándola a un estímulo sexual, por cualquier medio, como por ejemplo untoque en sus senos o en sus piernas, incluso
poniéndole un micrófono ensus oídos,
sobándoselo, comete un delito de violación de menores, previsto y sancionado
por la Ley.
Cuando la licenciada Diná terminó sus palabras, el mayor general de la
Policía Nacional José Aníbal Sanz Jiminián, director de la AMET, le colocó en
su traje un pin como “digna representante
de la institución”. La licenciada Diná, casi al borde de las lágrimas,
agradeció la distinción diciendo que se sentía orgullosa de tener tantos amigos
en la entidad que tiene la responsabilidad de regular el tránsito en Santo
Domingo.
El general Sanz Jiminián aprovechó la ocasión para decir que “el hombre
quegolpea a una mujer es un cobarde, que no tiene valor
para enfrentarse a otro hombre. A la mujer hay que tratarla como a las flores, y
las flores no deben ser maltratadas. Nosotros debemos quererlas y respetarlas,
porque venimos de las entrañas de una
mujer”.
Confieso que no me atrevíasaludar a la licenciada Diná, pues era tanto
lo que tendría que decirle sobre su profesionalidad y don de gentes, que me
quedé prácticamente mudo. Y además porque el momento no era apropiado, sobre
tomando en cuenta el abrumador trabajo que a ella le lesperaba y le abruma en
su oficina.
Ojalá que en nuestro país existan personas, jueces, fiscales y empleados
públicos que tengan como norte cumplir con su deber, aplicar la Ley y servir a
la Patria, como lo hace la licenciada Diná Llaverías, a quien por cierto no he
tratado personalmente.
Simplemente la he visto. Y que conste también, que no necesito ningún
favor, porque ni yo, ni mis hijos, ni arientes
ni parientes, como decía Juan Bosch, tenemos problemas con la Justicia. Este
mensaje es para quienes siempre quieren buscarle la quinta pata al gato.
Escribí este artículo sencillamente porque me salió del hondón del alma,
para reconocer a una persona que es un ejemplo para la sociedad dominicana,
como es la licenciada Olga Diná Llaverías. El Todopoderoso tiene que proteger a
una persona así.<br>
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