Los viajeros hacia
el llamado “sur profundo” o a la línea
noroeste, en el primer caso como quien se dirige a Azua o en el segundo Dajabón en la frontera con Haití, visualizarán paisajes
agrestes y desoladores, generalmente lleno de cactus, guasábaras, cambrones y bayahondas, casi deshabitados.
Son regiones donde
la desertificación ha avanzado progresivamente, lo que según diversos
organismos internacionales afecta a más de 500 mil dominicanos.
Es uno de los grandes retos que tiene que
afrontar la República Dominicana, de modo que el nuevo gobierno del presidente
Danilo Medina deberá respaldar “con contundencia” a las autoridades que designe
como responsables del Ministerio de Medio Ambiente, para que continúen con el
masivo programa de siembra de árboles existente y se ayude a salir de la
pobreza a tantos miles de compatriotas que viven en zonas desérticas.
Esto último podría
hacerse con siembras de productos que se ajustan a ciertas tierras áridas, como
yuca, cebollas, ajíes, berenjenas, sorgo, tabaco, batata, lechosas, guandules, plátanos, maní, arroz y maíz, entre otros, aunque para
lograr el éxito se requiere de agua. En Azua se han logrado excelentes cosechas
de melones.
El proceso de
desertificación en el país avanza con la consecuente generación de pobreza y
desplazamiento de miles de dominicanos hacia las ciudades, donde forman “barriadas de
miseria”, que presionan sobre bienes y servicios. La desertificación no solo
significa hambre y muerte en el mundo en desarrollo, sino que también supone un
peligro mayor para la seguridad mundial de todos nosotros. Las consecuencias de
la escasez de recursos pueden ser guerras, disturbios sociales, inestabilidad
política ymigraciones.
La lucha contra la
desertificación es una lucha contra la Naturaleza, pero se puede llevar a cabo.
Organismos internacionales dicen que a veces es posible rehabilitar la tierra
degradada y restaurar la fertilidad. Pero, en ocasiones, las iniciativas de
rehabilitación pueden fracasar o acabar teniendo un efecto negativo en los
ecosistemas, el bienestar humano y la reducción de la pobreza.
Consciente de la
realidad del desertificado Valle de Azua, en la década de 1970 el presidente
Joaquín Balaguer ordenórealizar una
serie de obras como el canal Yaque del Sur, la Presa de Sabana Yegua, la
autopista Azua-Baní, Azua-San Juan de la Maguana, Azua-Barahona.
La presa de Sabana Yegua fue construida por la compañía Atkinson International,
de capital norteamericano. El costo de la obra ascendió a unos 80 millones de
pesos. Su construcción de inició en 1975 y concluyó en 1979. El objetivo de
esta presa era incorporar a la producción agrícola en el valle de Azua a unas
300,000 tareas de tierras totalmente baldías y el mejoramiento de unas 90,000
que para ese momento estaban en producción irrigándose sobre todo por agua
extraída del sub-suelo por medio de bombas eléctricas o de diesel o por
pequeños canales de riego.
Otra obra que ha
iniciado positivamente en la agricultura azuana es el canal Yaque del Sur, que
es una consecuencia directa de la Presa, pues se abastece de ella. El canal fue
construido por la compañía mexicana Icantrobas y fue supervisada por el
Gobierno dominicano a través del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos
(INDRHI). El costo estimado fue de unos 24.5 millones de pesos, pero al término
se informó que ascendió a unos 32 millones de pesos. Con ese canal se buscaba
irrigar unas 190,800 tareas de tierras que anteriormente no estaban en
producción y la mejora de otras tierras que hasta ese momento se irrigaban por
otros medios (22)
Con frecuencia, las
personas pobres de las zonas rurales que dependen de la tierra para sobrevivir
se enfrentan al dilema de emigrar o pasar hambre. La desertificación no solo
significa hambre y muerte en el mundo en desarrollo, sino que también supone un
peligro mayor para la seguridad mundial de todos nosotros. Las consecuencias de
la escasez de recursos pueden ser guerras, disturbios sociales, inestabilidad
política y migraciones.
Las tres principales
causas de la desertificación son el sobrepastoreo, la deforestación y las
prácticas de una agricultura no sustentable (23)
El sobrepastoreo y la
deforestación destruyen el estrato de vegetación protectora que cubre las
regiones áridas y semiáridas, haciendo posible que la erosión hídrica y eólica
decapiten los fértiles estratos superiores del suelo. Las prácticas agrícolas
no sustentables eliminan los nutrientes del suelo, salinizándolo, desecándolo,
compactándolo o sellando su superficie y provocando la acumulación de
sustancias tóxicas
La desertificación
se produce cuando se elimina la cubierta de árboles y plantas que dan cohesión
al suelo, y tiene lugar cuando se destruyen los árboles y arbustos para obtener
leña o madera, o limpiar terreno para cultivarlo; cuando los animales consumen
todo el pasto y erosionan la capa superior del suelo con sus pezuñas, y cuando
la agricultura intensiva agota los nutrientes del suelo.
La erosión causada
por el viento y el agua agrava el daño al arrastrar la capa superior del suelo
de modo que el terreno se convierte en una mezcla de polvo y arena de muy
escasa fertilidad.
Es precisamente la combinación de estos
factores lo que hace que la tierra degradada se convierta en desierto.
Las Naciones Unidas
han dicho que “los medios de vida de prácticamente mil millones de personas en
unos 100 países se ven amenazados por la desertificación. La desertificación
promueve el desplazamiento interno y la migración internacional de las
personas. Aproximadamente un 25 por
ciento de la superficie terrestre, vale decir, 3 600 millones de hectáreas, está
desertificada. En el mundo se pierden anualmente
unos 12 millones de hectáreas a causa de la degradación de la tierra, y el ritmo
va en aumento”.
Más de 1 000
millones de personas en China podrían enfrentarse a una disponibilidad reducida
de agua potable.
—
(22) Azua. Periódico digital en Internet.
En realidad, el consorcio que construyó los canales de Azua estuvo integrado
por Ingenieros Civiles y Asociados (ICA), de México, y la compañía dominicana
Contratos de Obras Agrícolas. Por eso el consorcio se llamó ICA-CONTROBAS.
(23)PNUMA,
1991. Estado de desertificación y aplicación del Plan de Acción de las Naciones
Unidas para combatir la desertificación. Informe del Director Ejecutivo.
Nairobi, UNEP. GCSS., III-3, 94 págs.