
SANTO DOMINGO.- La contradicción entre las encuestas que favorecen a Danilo Medina y la consistente ola de opinión
que define a Hipólito Mejía como
el candidato más popular en todos los sectores de la sociedad dominicana, plantea
dos hipótesis posibles, una de ellas cierta y la otra necesariamente falsa.
Si los datos de las
encuestas que atribuyen a Medina una ventaja aproximada de seis a siete puntos
sobre Mejía, resultaran verdaderos, habría que inferir también que son falsos
los resultados de otras tres recientes encuestas (Greemberg-DiarioLibre, Centro
Económico de Cibao y Bendixen) que invierten
esas cifras a favor del candidato opositor.
La misma conclusión debería
aplicarse a los diversos sondeos que se realizan en espacios de radio,
televisión, medios periodísticos, y sobre todo en la calle, en el transporte
público y en las empresas.
En este escenario habría que asumir específicamente que los
sondeos realizados por Acento.com.do, Revista 110, El Poder de las 12 y el
programa Ustedes y Nosotros, que han
recorrido gran parte del país preguntando a la gente con una cámara de televisión por quién votará en las
elecciones del 20 de mayo, han sido
parte de un montaje fraudulento para favorecer a Hipólito Mejía. Como es
sabido, en todos estos medios los resultados favorecen ampliamente al candidato
del PRD.
El caso más ilustrativo es el sondeo del
portal digital de la Zeta 101, donde en los primeros diez días habían votado 50
mil
247 ciudadanos con sus números de cedula y con el uso de un código para
impedir la repetición del voto. De ese total Hipólito Mejía obtuvo 30
mil 649 (61%), y Danilo Medina 15 mil 134 (30.30%). Es decir,
que Hipólito gana con amplio margen entre los que tienen acceso a
Internet,
clase media baja hacia arriba, pero también entre los más pobres, como
lo
reveló el sondeo de Revista 110 en el
mercado de Santiago, donde el candidato del PRD derrotó al candidato del
PLD
por un abrumador margen de 92 a 9.
Esta misma tendencia se expresa cuando se pasa de las
encuestas y los sondeos mediáticos a los
círculos familiares, a los grupos de amigos, a las esquinas de los barrios, a
los colmados, a los carros públicos y a
las guaguas del transporte urbano o interurbano, donde los resultados son sistemáticamente favorables a Hipólito Mejía.
Es prácticamente imposible y un desafío a la Ley de la
Probabilidad que el candidato
oficialista pueda tener la ventaja que le atribuyen las señaladas encuestas y al mismo tiempo perder
sistemáticamente todos los sondeos y consultas que se hacen abiertamente en
todos los escenarios de la sociedad, con personas que muestran la cara y que se
atreven a decir por quien van a votar.
No hay que ser demasiado inteligente para saber que tantos medios de comunicación,
tantos sectores sociales y tantos
intereses disímiles no pueden coincidir en la construcción de un estado de opinión pública tan generalizado como el
que se percibe de manera espontanea en todo el país.
Se trata evidentemente de un fenómeno real que expresa el sentimiento
mayoritario de la población a favor del cambio
representado por Hipólito Mejía y
Luis Abinader. En consecuencia y por deducción lógica, hay que convenir que la otra
cara de la moneda no es más que un desafortunado intento de montar un fraude de
opinión. (de mayo 2012)