Naciones Unidas, 10 ene (PL) Erigida como eje de la asistencia a Haití y
de su reconstrucción tras el terremoto de enero de 2010, Naciones
Unidas es hoy blanco de un aluvión de críticas por su desempeño en esa
nación antillana.
Dos años después de aquella catástrofe que ocasionó más de tres mil
muertos, un millón 300 mil personas sin vivienda y daños materiales por
unos ocho mil millones de dólares, un severo deterioro corroe la imagen
de la ONU en el país caribeño.
Tras la tragedia del 12 de enero de 2010, la organización mundial asumió
un protagonismo marcado por el aumento de las fuerzas de su misión en
Haití (Minustah) y la celebración de foros internacionales para
recolectar fondos a favor de los damnificados.
Poco después del siniestro, la ONU auspició una llamada conferencia de
donantes que escuchó promesas de ayuda a Haití por cinco mil 300
millones de dólares en dos años y de nueve mil 900 millones en el
decenio.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio difundido la semana pasada,
cientos de millones de dólares aportados por la comunidad internacional
fueron a parar a organizaciones no gubernamentales, empresas privadas y
el gobierno de Estados Unidos.
De esa forma las autoridades de Washington recibieron un reembolso por
el envío de militares a Haití a raíz del terremoto, así como los
departamentos de Defensa y Salud, indicó la publicación independiente
Dissident Voice.
Del total de más de dos mil millones entregados para financiar la
asistencia humanitaria, un 34 por ciento pasó a manos de donantes y
militares y otro 28 fue a parar a las agencias de Naciones Unidas y
ONGs.
El segundo aniversario del seísmo encuentra a la ONU envuelta en un
manto de creciente recelo hacia sus cascos azules en tierra haitiana,
ensombrecido aún más tras el estallido de una epidemia de cólera, cuya
aparición es achacada a soldados de la Minustah.
La enfermedad ha ocasionado más de siete mil muertos e infectado a más
de medio millón de personas, según los últimos datos oficiales.
La crisis del cólera motivó una reclamación de indemnización por parte
de más de cinco mil haitianos afectados por el mal. La demanda fue
presentada por abogados del Instituto para la Justicia y la Democracia
en Haití y el Buró de Abogados Internacionales.
El reclamo pide una compensación individual para las víctimas y una
apología pública de la ONU como responsable de negligencia, imprudencia e
indiferencia deliberada ante la salud y vida de los habitantes de
Haití.
La credibilidad del contingente de la ONU continuó en caída libre a
causa de un escándalo sobre actos de abuso sexual cometidos a mediados
del año pasado por militares uruguayos de la Minustah contra un joven
haitiano.
Hace un mes estalló otro caso de violaciones de los derechos humanos y
corrupción cometidas por cascos azules brasileños contra tres jóvenes
haitianos.
La permanencia de las tropas de la ONU en el país antillano fue
rechazada con fuerza hace unos meses por los Premios Nobel Adolfo Pérez
Esquivel (Argentina) y Betty Williams (Irlanda) en una carta dirigida a
su secretario general Ban Ki-moon.
La misiva estaba suscrita además por cientos de organizaciones y
personalidades, entre ellas el escritor uruguayo Eduardo Galeano y los
teólogos brasileños Leonardo Boff y Frei Betto.
En octubre pasado, el Consejo de Seguridad prorrogó la estancia de la
Minustah por otro año, "con la intención de renovarla posteriormente", y
redujo sus destacamentos militar y policial en mil 600 y mil 150
elementos, respectivamente.
Luego de ese recorte, la misión quedó con siete mil 340 oficiales y soldados y tres mil 241 agentes policiales.
La Minustah, en Haití desde 2004, ahora está formada por personal
procedente de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador,
Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Japón, Jordania, Nepal,
Paraguay, Perú, Surcorea, Sri Lanka y Uruguay.
rmh/vc