<span style="font-weight: bold;">MANOGUAYABO, Distrito Nacional.-La tradicional tranquilidad
se perdió en el sector El Caliche de Manoguayabo, en Santo Domingo Oeste. Los “roba-baterías”
de automóviles y los atracadores se encargaron de la tarea.</span>
El escenario escogido es la calle
Telésforo Correa, en el lado este del barrio. Se trata de una pequeña calle,
pues apenas tiene cuatro cuadras, sin salida. Hasta hace poco, era una calle
apacible, donde los vecinos comparten como si fuesen familiares. Pero desde
hace algunos meses, varias personas han sido víctimas de asaltos, como ocurrió
el pasado viernes, a las 7:00 de la mañana, cuando dos sujetos armados, en una
motocicleta, despojaron de una cadena a un militar frente a su propia casa.
El hombre había salido en bata
para buscar algo en el baúl de su carro, momento que aprovecharon los
atracadores para cometer su fechoría. El militar nada pudo hacer, pues en ese
momento se disponía a bañarse y estaba desarmado.
Hace un par de semanas, dos
menores fueron atrapados mientras intentaban robarse la batería de un auto
estacionado, a plena luz del día. Unos vecinos intentaron darles una paliza,
pero fueron controlados por otros, que entregaron los pillos a la policía.
Con anterioridad, a varios carros
estacionados les robaron las baterías, sospechándose que se trata de una banda
que solo se especializa en esa actividad. Los ladrones se aprovechan de que son
vecinos que tienen vehículos, pero sus casas carecen de marquesina. Confiados
en los viejos tiempos, los dueños los dejan en la calle, muchos sin alarmas de
seguridad.
En la calle segunda del mismo
sector, la semana pasada los ladrones intentaronrobarse una yipeta, pero no lo lograron
porque desde un edificio de apartamentos una señora les lanzó una botella
vacía. Con el ruido que produjo al romperse, parece que los ladrones se
asustaron y pusieron pies en polvorosa.
Hace alrededor de dos meses, un
“delivery” de un colmado establecido en la misma calle Telésforo Correa, fue a
llevar un pedido a un cliente que vive en una segunda planta. El mensajero puso
un candado al motor, pero en cuestión de segundos un ladrón lo rompió y otro
que le acompañaba se llevó elvehículo.
Pero eso no fue tod cuando el mensajero echó un vistazo desde la segunda
planta y vio al ladrón rompiendo el candado, este último le gritó:
–¡Sí, soy un ladrón! ¿Y qué?
¡Cáeme atrás!
Y junto a su compañero
desapareció como por encanto.
En una ocasión, la policía
estableció un servicio en la calle Telésforo Correa, cerca de la avenidaPaseo de los Beisbolistas. En ese pedacito de
la Telésforo Correa hay un árbol y generalmente una chatarra de camión, donde
los atracadores suelen esconderse para escoger a sus víctimas, especialmente de
noche. Más de un transeúnte ha sido asaltado allí. El servicio policial apenas
duró dos noches, pero al parecer los ladrones habían “cogido la seña” y en esos
días no fueron.
Los vecinos del sector tratan
ahora de convertirse en “vigilantes ciudadanos”, turnándose de noche para atrapar
a los delincuentes, con la seria amenaza de hacer justicia por su propia mano,
dándoles una paliza o tomando una actitud mucho peor.
La policía debería evitar que
esto ocurra, pues nadie debe hacerse justicia por su propia mano. “Eso dice
usted, a quien no le han robado. ¿Sabe usted que una batería buena cuesta
alrededor de cuatro mil pesos, y que lo que uno consigue trabajando son
chelitos?”, comentó un vecino al autor de esta nota.
Esto que sucede en El Caliche de
Manoguayabo se replica en muchos sectores de la ciudad, a pesar de los
esfuerzos de la policía para controlar la delincuencia.
