Roma, 10 de octubre de 2011 – La volatilidad y
los precios elevados de los alimentos continuarán y posiblemente se
incrementen, haciendo que los agricultores, consumidores y países pobres sean
más vulnerables a la inseguridad alimentaria y la pobreza, según advirtieron
las tres organizaciones de Naciones Unidas con sede en Roma en un nuevo informe
sobre el hambre en el mundo hecho público hoy.
Los países pequeños dependientes de las
importaciones -en particular en África-, son los más amenazados. Muchos de
ellos sufren todavía graves problemas como consecuencia de lacrisis económica y alimentaria mundial de
2006-2008, indican en El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo
(SOFI, por sus siglas en inglés) un informe anual que este año han producido
conjuntamente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el
Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Estas crisis, incluyendo la del Cuerno de África,
"están dificultando nuestros esfuerzos con miras a alcanzar los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas
que sufren hambre en el mundo para 2015", alertan en el prólogo del
informe los responsables de los tres organismos: Jacques Diouf (FAO), Kanayo F.
Nwanze (FIDA) y Josette Sheeran (PMA).
<b>
Situación inaceptable</b>
"Pero si incluso se alcanzasen los ODM en
2015, en los países en desarrollo seguiría habiendo unos 600 millones de
personas subnutridas. El hecho de tener 600 millones de seres humanos que
padecen hambre todos los días no puede jamás ser aceptable", señalan.
"Toda la comunidad internacional debe actuar
ya y hacerlo de forma enérgica para erradicar la inseguridad alimentaria del
planeta", añaden.
"Los gobiernos deben asegurarse de que se
cuente con un entorno normativo transparente y previsible que promueva la
inversión privada y favorezca el aumento de la productividad agrícola. Debemos
reducir el despilfarro de alimentos en los países desarrollados a través de la
educación y las políticas adecuadas y reducir las pérdidas de alimentos en los
países en desarrollo impulsando las inversiones en toda la cadena de valor,
especialmente en la elaboración poscosecha. Es fundamental llevar a cabo una
gestión más sostenible de nuestros recursos naturales, forestales y pesqueros
para la seguridad alimentaria de muchos de los miembros más pobres de la
sociedad", continúan los responsables de los tres organismos.
<b>
Los precios permanecerán elevados </b>
El informe de este año se centra en los precios
altos y volátiles, identificados como factores que contribuyen de forma
importante a la inseguridad alimentaria a nivel mundial y fuente de grave
preocupación para la comunidad internacional.
"La demanda de los consumidores en los
países con economías en rápido crecimiento aumentará, la población continúa
creciendo, y si prosigue la expansión de los biocombustibles el sistema
alimentario se verá sometido a demandas adicionales", señala el informe.
Además, la volatilidad de los precios
alimentarios puede incrementarse en la próxima década debido a los vínculos más
estrechos entre los mercados agrícolas y los energéticos, y el aumento de los
fenómenos meteorológicos extremos.
<b>
Pequeños campesinos y consumidores pobres </b>
La volatilidad de los precios hace que tanto los
pequeños agricultores como los consumidores pobres sean cada vez más
vulnerables a la pobreza, al tiempo que las variaciones de precios a corto
plazo tienen consecuencias a largo plazo en el desarrollo, según el informe.
Los cambios en los ingresos debido a las fluctuaciones de los precios llevan a
un menor consumo de alimentos que puede reducir la ingesta de nutrientes
esenciales por los niños durante los primeros mil días de vida desde la
concepción, lo que causa una reducción permanente de su capacidad futura para
obtener ingresos, y una mayor probabilidad de pobreza futura, con un impacto
negativo en el conjunto de la economía.
Pero las oscilaciones de los precios afectan a
los países, poblaciones y familias de formas muy diferentes, indica el informe.
Los más expuestos son los pobres y vulnerables, en particular en África, en
donde el número de personas desnutridas se incrementó en un 8 por ciento entre
2007 y 2008, mientras que se mantuvo prácticamente constante en Asia.
El informe explica que algunos países grandes
lograron blindar sus mercados alimentarios de las turbulencias internacionales
a través de una combinación de restricciones comerciales, redes de seguridad
para la población pobre y utilización de las reservas alimentarias. Sin
embargo, el aislamiento comercial aumentó el nivel de los precios y su
volatilidad en los mercados internacional y agravó el impacto de la escasez de
alimentos en los países dependientes de las importaciones.
<b>
Inversiones a largo plazo </b>
Mientras tanto, economías más fuertes y unos
precios de los alimentos elevados suponen incentivos para incrementar las
inversiones a largo plazo en el sector agrícola, lo que puede contribuir a
mejorar la seguridad alimentaria a más largo plazo. Cuando los campesinos
reaccionan a los precios altos con un incremento de la producción, es esencial
aprovechar su respuesta a corto plazo aumentando las inversiones en la
agricultura, con énfasis en las iniciativas dirigidas a los pequeños
agricultores, que son los principales productores de alimentos en muchas zonas
del mundo en desarrollo.
Al mismo tiempo, las redes de seguridad
selectivas son cruciales para mitigar la inseguridad alimentaria a corto plazo.
Tienen que ser diseñadas con antelación consultando con la población más
vulnerable.
El informe insiste en que invertir en la
agricultura sigue siendo fundamental para alcanzar una seguridad alimentaria
sostenible y a largo plazo. Las áreas clave dónde destinar esas inversiones
serían sistemas de riego eficaces con respecto a los costos y prácticas
mejoradas de gestión de la tierra y mejores semillas desarrolladas gracias a la
investigación agrícola. Ello ayudaría a reducir los riesgos de producción a los
que se enfrentan los campesinos, en especial los pequeños agricultores, y a
reducir la volatilidad de los precios.
<b>
Iniciativa privada </b>
Las iniciativas privadas de millones de
agricultores y empresarios rurales supondrán el grueso de la inversión
agrícola. Los elevados precios alimentarios han supuesto igualmente un
incentivo para el incremento de las inversiones por parte de los inversores
corporativos (incluyendo las entidades transnacionales públicas y privadas) en
todas las etapas en la cadena de valor agrícola. Es importante que las
inversiones tengan en cuenta y respeten los derechos de los actuales usuarios
de las tierras y los recursos naturales conexos, beneficien a las comunidades
locales, promuevan la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental, contribuyendo
además a la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos.
Junto a un incremento de la inversión, una mayor
previsibilidad de las políticas y apertura general al comercio será más eficaz
que otras estrategias como la prohibición de las exportaciones, según el
informe. Las políticas comerciales restrictivas pueden proteger los precios
domésticos de la volatilidad de los precios internacionales, pero estas
restricciones a menudo incrementan también la vulnerabilidad a los vaivenes de
la producción interna, con lo que no se logra reducir la volatilidad de los
precios domésticos. Las políticas comerciales restrictivas presentan además el
riesgo de incrementar la volatilidad y los precios en los mercados
internacionales.
El cálculo realizado por la FAO del número de
personas hambrientas para 2010 permanece en 925 millones. Para el período
2006-2008 la cifra se estimaba en 850 millones. La metodología que utiliza la
FAO para evaluar la prevalencia del hambre se encuentra actualmente en fase de
revisión, por lo que no se ha elaborado una nueva estimación en 2011.