Nacido en el 2008 en la localidad inglesa de Weymouth antes de ser trasladado a Alemania, "Paul" alcanzó fama internacional al adivinar todos los resultados de la selección alemana en el Mundial de Sudáfrica así como el de la final, en la que España se proclamó campeona frente a Holanda.
Lo curioso del caso es que pulpo oráculo no utilizaba cartas ni una bola de cristal, sino que escogía entre dos urnas de plástico con las banderas de los equipos y en las que había comida.
Gracias a sus predicciones recibió una estatua de bronce con su efigie por parte de una delegación española y el título de "ciudadano de honor" de Carballiño (noreste de España).
Aunque sus restos no serán velados -ni almorzados- se espera que haya una ceremonia simbólica en el acuario de Oberhausen para despedir a la pequeña estrella adivinadora del futuro.