Pero aquello no era más que un brote de belleza sustentado en un inesperado auge financiero y la audacia de Luis Medrano, no así un movimiento creativo derivado del crecimiento escalonado del talento.
Espacios de televisión, con costosas producciones, conducidos por estas despampanantes chicas, vestidas por los más cotizados modistos dominicanos, aparecían uno tras otros en la televisión dominicana.
Las experimentadas figuras como Jatnna Tavárez, Tania Báez, Milagros Germán y otras autenticas divas, fueron eclipsadas con la aparición de las megadivas en la pantalla chica, que comenzaron a creerse que el "asalto" al éxito era irreversible, porque el dinero lo podía todo.
Pero el desplome de las megadivas en la televisión vino con el colapso de Baninter; aquel fenómeno financiero que todo lo que tocaba lo volvía oro se esfumó.
Cuando se vieron sin la magia que daba brillo y obligadas a apelar a su talento, las megadivas cayeron al vacío, sucumbieron ante la ausencia de trayectoria profesional, esa que toda persona logra peldaño a peldaño en una carrera.
Satisface saber que algunas de ellas posteriormente se dedicaron a estudiar, aunque algunas aun siguen esperando otra oportunidad que le permita un nuevo brinco en base a un moldeado rostro y su reconstruido cuerpo.
Es posible que para cuando eso ocurra ya sean viejevas, obligadas a recordar aquel pasado como una osadía que a lo mejor algunas no quieran que sus hijos y nietos conozcan.
