De 1986 a 1996 fue Director de este mismo Museo, siendo su directorado el más largo de todos. Cuando cesó en este cargo, se mantuvo ligado a la institución como investigador asociado del mismo. Fue miembro, además, de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.
Aunque era de profesión odontólogo, graduado en cirugía dental en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, fue un apasionado de la investigación arqueológica y sobre todo del arte rupestre. El fruto de su labor investigativa lo dejó plasmado en varios libros y en numerosos artículos, publicados en su mayor parte en el Boletín del Museo del Hombre Dominicano. Entre sus libros se cuentan los siguientes: Antropología y arqueología quisqueyanas (1987), en colaboración con Manuel de Js. Mañón Arredondo, Pintura rupestre y petroglifos de Santo Domingo (1970), Ritos funerarios. Acción del fuego y medio ambiente en las osamentas precolombinas (1979) y El arte rupestre de la Sierra de Bahoruco (1994). A su muerte estaba escribiendo un libro sobre el arte rupestre de la República Dominicana.
Los artículos que escribió en el Boletín del Museo del Hombre Dominicano versaron sobre arqueología dominicana prehispánica e indohispánica y arte rupestre. Incluyen títulos relativos a enfermedades de los aborígenes, enterramientos humanos, fauna extinguida, características dentarias, canibalismo ritual, antropología física, temas mitológicos, arte y cultura precolombinos y otros.
El Dr. Fernando Morban Laucer, un ser cordial y de buen trato, es muy recordado entre sus amigos y relacionados. El personal del Museo del Hombre Dominicano lo recuerda con cariño. En paz descanse.