BOSTON.-Para casi todo en la vida el dominicano suele “tapar el sol con un dedo”, no hay otra manera de definir y/o calificar la algarabía que han armado funcionarios del actual gobierno peledeísta y el propio Senado de la República sobre la advertencia que el gobierno de Canadá hace a sus ciudadanos que vacacionan en la República Dominicana, en cuanto a los peligros que enfrentan por el alto índice de delincuencia y criminalidad. Se podrá decir, como en efecto se ha hecho, que la advertencia forma parte de una campaña para difamar o desprestigiar al país, tal cual ha ocurrido con las denuncias que dan cuenta de la situación de esclavitud a que son sometidos los trabajadores agrícolas que vienen del vecino Haití en busca de mejor vida.
Se me podrá acusar de ser anti-dominicano por estar de acuerdo con Canadá y apoyar la difusión de los documentales que demuestran las condiciones de esclavitud en que viven nuestros hermanos haitianos, arrinconados en áreas de terrenos llamadas bateyes sin ningún tipo de servicio ni condiciones habitables para la vida de un ser humano.
Lo más grande es que el primer funcionario que salió al frente vociferando todo tipo de cosas contra Canadá, fue el procurador general de la República, Radhamés Jiménez a quien cuando usted escucha hablar sobre la situación piensa que no vive en el país. Sin embargo, dos días después anuncia con “bombos y platillos” un nuevo plan para combatir la delincuencia y la criminalidad que azotan al país. Ya van tres planes y la delincuencia va en aumento, todos los días en el país atracan tres y matan a dos, y no hay autoridad que detenga esa ola de criminalidad.
El Senado de la República, ese nido de vagos que nada bueno hacen por el país y que consumen en su provecho cuantiosos recursos del erario público, llegó más lejos aprobando una resolución de rechazo a la legítima advertencia del gobierno canadiense para proteger a sus ciudadanos.
No es un secreto que la República Dominicana es más que un infierno para los haitianos que vienen en busca de mejor vida, como millares de dominicanos emigramos hacia Estados Unidos, Europa y otros lugares buscando el bienestar que no tenemos en nuestra tierra.
No es un secreto que en el país se ha tenido que combatir brotes de malaria, se han realizado campañas para combatir la epidemia del dengue y otras enfermedades.
La peligrosidad, la delincuencia y la violencia van en aumento, y el gobierno y sus funcionarios en vez de ofenderse lo que deben es enfrentar la peligrosidad y el temor en que tenemos vivir los dominicanos, con la drasticidad que la situación amerita y dejar de estar TAPANDO EL SOL CON UN DEDO.
