Paris, 2 jul (PL) La famosa y popular "baguette" sufre hoy de competencia en Francia, aunque de forma virtual: el futbolista Zinedine Zidane es como el pan nuestro de cada día. Ineludible, infaltable, Zizou, como lo llaman aquí, es como un dios, omnipresente en la vida cotidiana gala. Después de su retiro tras la Copa Mundial de Alemania-2006, aparece con frecuencia en la publicidad de televisión y en eventos deportivos.
Perdonado por todos, incluida la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), luego del cabezazo a Matterasi que le costó la expulsión en la final de Alemania, Zidane admitió que desea cerrar aquella página.
"Gané numerosos títulos, abracé la Copa FIFA (1998, como capitán de Francia. Fui promesa con los Girondins de Burdeos, acumulé valiosa experiencia en la Juve y con el Real Madrid conocí lo mejor, no puedo quejarme", declaró.
En una reciente conversación con la revista Sport, el otrora mago de las canchas reconoció que la vida después del fútbol es también muy interesante y remarcó que en su corazón ocupan un lugar muy especial Les Bleus, el Real Madrid y su familia.
"No tengo pensado convertirme en entrenador ni aspiro por el momento a ningún cargo. Volver a Argelia hace poco me reconfortó muchísimo, promover campañas en defensa del medio ambiente es un deber", comentó.
Zizou acaba de asistir al circuito de automovilismo de Magny-Cours, Francia, pero no con fines mercantilistas. Al lado del ex astro germano Michael Schumacher realizó acciones para respaldar el Instituto de Estudios de la cervical y la médula.
Comprometido asimismo de diversas formas en la lucha contra la pobreza, las enfermedades neurodegenerativas y la ecología, la popularidad de Zidane en Francia se mantiene en los más altos niveles de estima.