Pensé que la Comisión Política del Partido Revolucionario Dominicano había sido convocada para discutir la puesta en marcha de un ambicioso plan de lucha popular que de respuesta a las políticas aplicadas por el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana que encabeza Leonel Fernández. Pensé que el alto organismo discutiría qué hacer frente al cobro de impuestos, las reformas y contrarreformas fiscales, los precios cada vez más elevados de los combustibles, la tarifa eléctrica, la Ley de Seguridad Social, la tala de árboles, el crimen ecológico que comete Turismo en zonas protegidas por ley, los aumentos de precio, la corrupción en el otorgamiento de las obras del Estado, la falta de transparencia y la no aplicación de la ley de transparencia que el propio gobierno aprobó.
Pensé que alguna táctica saldría de la reunión de la Comisión Política. Como hizo el PLD cuando su guía era el profesor Bosch, que lanzó la consigna de llevar a Balaguer a "su propia legalidad". Es decir, obligarlo a cumplir sus leyes.
Pensé que así sería. Que el PRD se abocaba a discutir los problemas nacionales, que elaboraría líneas políticas maestras que luego serían presentadas al Comité Ejecutivo Nacional para su aprobación definitiva, con el propósito de sacar al partido a las calles. Pero no, los potros y las yeguas del PRD siguen en sus corrales.
El PRD no hace oposición. No tiene política de oposición. Declaraciones eventuales de uno que otro dirigente criticando tal o cual acción del gobierno no constituyen una política de oposición. Oposición fue la que le hizo el PLD al PRD durante el cuatreño pasado, que organizó, patrocinó y apoyó marchas, huelgas, y otras acciones, incluyendo lanzarle piedras al presidente Mejía cuando inauguraba la biblioteca. Oposición fue la que hizo Leonel Fernández, que se sumó a los grupos que conspiraban contra el gobierno constitucionalmente elegido del PRD que encabezaba Hipólito Mejía. Esa oposición de Fernández incluyó estimular la crisis económica y colocarse del lado de quienes quebraron los bancos privados. Esa era una oposición que no tomaba en cuanta la suerte del país, pero que llevó al PLD de nuevo al gobierno.
Sin embargo, el PRD no hace oposición.
El PRD es un monstruo dormido que ahora parece estar sin dirección, el partido lo dirige la gente del candidato presidencial, gente, en su mayoría, que no es buena, que no le interesa la suerte del candidato y mucho menos la suerte del partido; es gente, como ya he dicho, que le interesa su propia suerte, gente que tiene su propio proyecto y que juega a matar dos pájaros de una pedrada: impedir que Miguel Vargas llegue al poder y de paso terminar de aniquilar políticamente a Hipólito Mejía para que no le cierre el paso en el 2012, que es cuando piensan lanzar sus candidaturas a la Presidencia de la República.
Lamentablemente la convocatoria de la Comisión Política no era para soltar otra vez a los potros del PRD, ni nada parecido. La reunión tenía como objetivo proponer una especie de amnistía para los tránsfugas y los traidores.
Borrón y cuenta nueva para los que traicionaron las políticas del partido, para los que se le vendieron al gobierno antes y durante las elecciones congresuales y municipales del año pasado. Perdón para los que conspiraron contra el gobierno de Hipólito Mejía desde la dirección del partido, gente que se reunía con Leonel Fernández y su equipo para conspirar contra su propio partido y su propio gobierno. ¿Amnistía para esos cobardes, traidores y conspiradores? No. Los traidores no pagan ni con la muerte. El poeta Mario Benedetti dice que "un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo". Algo parecido puedo decir sobre tránsfugas y traidores. Los traidores no merecen perdón, ni amnistía. Nada de borrón y cuenta nueva. Que se queden en el zafacón de la historia, donde el olvido los espera.
Lo que pudo hacerse, en todo caso, era escoger una comisión que estudiara algunos casos de perredeístas que por razones diversas, que no incluyen la traición, quedaron fuera del partido. Pero una amnistía que abarca desde 1990 hasta la fecha me parece aberrante, una burla, una traición a la memoria de Winston Arnaud y de muchos otros dirigentes del PRD ya fallecidos.
De todos modos, como "la soberanía del Partido reside en su militancia y se ejerce a través de sus organismos", la decisión de la Comisión Política de otorgar una amnistía a los tránsfugas y traidores, debe ser discutida ahora en el Comité Ejecutivo Nacional como mandan los estatutos, si es que aún están vigentes, algo que ponemos en dudas.
Los estatutos del PRD establecen que entre las atribuciones que tiene el CEN están "conocer, discutir y aprobar o rechazar las resoluciones adoptadas por la Comisión Política". Significa pues, que el borrón y cuenta nueve que aprobó casi a unanimidad la Comisión Política debe ser llevada al Comité Ejecutivo Nacional para su aprobación o rechazo. Hasta tanto no se puede aplicar. Sería ilegal.
Ahora bien, distraer la atención del partido en eso de perdonar a los tránsfugas y traidores, es hacerle un gran favor al Gobierno, en particular al presidente Fernández, que ya inició su campaña reeleccionista. Lo que hay que hacer es sacar al PRD de la cueva donde está metido desde que salió del poder.
El que tenga miedo, que se compre un perro prieto o que se quede en su casa y le deje la política y las aspiraciones a los que de vera quieren ver al PRD en el poder ahora, no en el 2012.