¿En realidad el presidente Leonel Fernández busca continuar en el poder más allá del 2008? Tengo mis dudas. Si bien el mandatario está inmerso en una frenética campaña electoral, tengo mis dudas sobre la seriedad del proyecto reeleccionista que ha sido puesto en marcha. El presidente se gastó una verdadera fortuna en las elecciones de medio tiempo para lograr mayoría en el Congreso y en los ayuntamientos. Su éxito fue parcial. "Ganó" el Congreso, pero no los municipios deseados. Su "triunfo" fue pírrico si tomamos en cuenta la inversión de 5 mil millones de pesos del presupuesto nacional.
En Navidad el presidente gastó otra fortuna en canastas y regalos, también del presupuesto nacional.
Hizo que el Congreso aprobara de urgencia un presupuesto cargado de inexactitudes, de errores infantiles, de contradicciones y de violaciones a las leyes; un presupuesto que en nada contribuye al desarrollo; un presupuesto que sirve sólo al proyecto reeleccionista. Un presupuesto inmoral, que bien podría ser considerado ilegal por la Suprema Corte de Justicia si el PRD somete el recurso de amparo del que habló el licenciado Orlando Jorge Mera.
Ese presupuesto subvaluado en miles de millones de pesos, que de manera vergonzante aprobó el Congreso del PLD, le deja las manos libres al presidente Fernández.
La tercera reforma fiscal y el presupuesto son contradicciones que atentan contra los propósitos continuistas.
El gobierno ha aumentado la presión tributaria en un 26%. Eso es más que casi todos los países de América Latina hasta donde sé. Con una diferencia. Esos países tienen economías más grandes y desarrolladas que la nuestra. Todos los empresarios, sin excepción, han rechazado tantos impuestos. La voracidad fiscal de que hablan los dirigentes de la oposición, los empresarios y los representantes de la sociedad civil, es un atentado contra la paz social y la estabilidad económica. Todo ha comenzado a subir de precio. La tasa del dólar tiende a elevarse, lo que provocará un aumento considerable del costo de la vida. Lo que viene por ahí es duro y difícil para todos, no sólo para los de abajo.
Quiere decir que el presidente Fernández y el PLD pierden rápidamente su base de apoyo. No cuentan con los empresarios que le dieron el golpe de Estado financiero al presidente Hipólito Mejía, y los de abajo ya dicen que "antes estábamos mejor". Y la clase media está al borde del colapso. ¿Con quién cuenta entonces el presidente Fernández para reelegirse? Francamente, no lo sé. Ya las Fuerzas Armadas no pueden ser usadas, como en el pasado, para el mantenimiento de gobiernos ilegales y sin base social que los respalde. Y el sector empresarial de la Iglesia Católica que siempre está tras la sombra del poder, ha perdido influencia en la gente.
Como marchan las cosas, en el país puede producirse en las próximas semanas o meses una poblada peor que la de 1984 cuando Salvador Jorge Blanco era presidente. El presidente Fernández probablemente no lo sabe.
El presidente Fernández corre sobre una bola de nieve que se agiganta todos los días y que amenaza con barrerlo. La corrupción, la delincuencia, las drogas y el narcotráfico, forman una avalancha de muertos, heridos y presos que las autoridades no pueden ni quieren detener. El país se les ha ido de las manos al presidente Fernández y sus aliados. Jamás se había visto tanta ineptitud, tanta mediocridad ni tanto desenfado en el manejo de situaciones difíciles, como ahora.
En medio de tantos desaciertos, de tantos errores y horrores, de tantos disparates, de tantas mentiras y engaños, la reelección no es posible, no puede pasar.
No importa cuántos millones de pesos tenga en sus bolsillos el presidente Fernández, no importa cuantos militares armados hasta los dientes pueda lanzar a las calles, no importa cuantos cardenales y monseñores tenga a su disposición, con la crisis económica que se avecina no será posible la reelección.
El presidente Fernández no ha tomado una sola medida en beneficio del pueblo que lo eligió. Les dio la espalda a los empresarios que lo apoyaron con cientos de millones de pesos cargándolos de impuestos, y les ha dado la espalda a los pobres que fueron a las urnas cargados de fe y esperanza.
Un Metro no reelige a ningún presidente. ¿Qué carajo le importa el Metro a la gente de Santiago? ¿Qué carajo le importa a los pobladores de Santo Domingo Este que constituyen el 22% de los electores del país? ¿Y a los ciudadanos de todas las provincias, que les importa un jodido Metro que "resolverá" el transporte a menos del 10% de los residentes de la capital?
La reelección es un chiste de mal gusto. No creo que el presidente Fernández se dedique al humor, porque no podrá competir con Freddy Beras, Luisito, Cuquín y Boruga.
El presidente esperará un tiempo antes de anunciar su repostulación. Si la piña se le pone agria, como parece, dejará que Danilo Medina sea el candidato. Para que se joda de una vez y por todas.