La mayoría de los ciudadanos que vivimos en esta media isla caribeña, nos vemos vueltos seres humanos inseguros y en muchos casos deshumanizados. El incremento de la violencia y la criminalidad, de un tiempo a esta parte ha tomado mucho auge, y a diario podemos escuchar los innumerables casos de asaltos y atracos que cometen los delincuentes. Lo peor de todo es la indiferencia que prevalece en la población frente a las víctimas de los malhechores, que en su mayoría hacen sus fechorías en lugares concurridos y frente a personas que supuestamente no se dan por enteradas.
Ahora esas temibles bandas de asaltantes pululan por todas partes y cada día esas escorias se adueñan de los lugares más frecuentados por los dominicanos productivos y honorables, que día a día salen de sus hogares con la firme convicción de trabajar para echar adelante su familia.
Las plazas comerciales se han vuelto nidos de delincuentes, en la que éstos asechan a su presa desde que llegan hasta que culmina su visita. Y muchas de estas personas transitan desprevenidas y sin preocupación convirtiéndose en su presa fácil.
El lunes pasado viví una experiencia muy desagradable. Me dirigí al cajero del Banco de Reservas, en Diamond Plaza, cuando llegué por costumbre observo quienes me rodean y así percatarme de las personas que están en el lugar. Así lo hice, miré hacia mi alrededor y alcanzo a ver un joven que se dirige a la plaza. Yo, que de tonta no tengo nada le doy seguimiento por el espejo retrovisor.
Aguardo unos minutos en el auto, era aproximadamente las 10:30 de la mañana y luego me desmonto, cuando llego al cajero hay dos mujeres que supuestamente están limpiando el moderno equipo que se ha convertido en uno de los lugares favoritos de los delincuentes.
Su presencia me llama poderosamente la atención; mientras que un joven en un jeep negro espera por ellas. Le pregunto que hacen ustedes aquí, me contestan nosotras le damos mantenimiento al cajero, pero esto no me convenció para nada. No bien termino de preguntarle llegan dos policías y de inmediato los llamos, y le explico que hay un tipo raro parado en la calle, y que yo sentía era sospechoso.
De inmediato le dije sé que hay muchos policías delincuentes pero ustedes tienen la cara de serio. Ellos, muy diligentes y prestos me dicen señora realice su transacción que nosotros cuidamos de usted. Así lo hice, mientras estoy dentro del cajero tratando de sacar dinero se me acerca el vigilante de la plaza y me dice señora ese cajero no tiene dinero.
De inmediato salgo y me dirijo hacia los policías, que esperaban por mi, a seguida el joven cuando me vio se acerca hacia nosotros para preguntar que si el cajero estaba funcionando. Ellos le contestaron está dañado, y el joven de aproximadamente seis pies de estatura cruzó la avenida Los Próceres, "satisfecho" con esa explicación disimuló que se iba. Mientras que los agentes del orden público me dijeron señora todavía no salga. Déjeme ver hacia donde se dirige.
Los agentes siguieron la dirección que llevaba el joven y me dijeron ahora usted puede irse, nosotros vamos a darle seguimiento porque él es muy sospechoso. Se devolvieron en vía contraria, en la desolada avenida de los Próceres por las festividades del Día del Trabajo y le persiguieron. .
En tanto yo me dirigí a mi hogar, llena de tantas interrogantes. ¿Qué hacían esas mujeres supuestamente limpiando el cajero ese día feriado? El joven que estaba esperándola en el jeep negro también me parecía muy sospechoso. Me resultó muy extraño que una empresa de limpieza no tenga su vehículo identificado.
Pero ellas para hacer más real su drama echaban agua al cristal, para demostrar que estaban limpiando, pero mi ángel de la guarda, mi sentido desarrollado y mi experiencia, me decían ellas también son parte de esa banda, que al final no supe cual fue su destino.
Agradezco a los diligentes agentes de la Policía Nacional, que gracias a su presencia en este lugar, evitaron que esa banda de atracadores me asaltara. Hay que felicitar al jefe de la Policía Nacional, mayor general Bernardo Santana Páez, quien ha dispuesto que sus agentes patrullen las diferentes calles de la capital dominicana.
