SANTIAGO.- El jueves en la tardecita, horas antes de suicidarse, el general de brigada Miroger Reynoso Vargas visitó junto a la esposa la tumba de su madre Ana Vargas, la limpió con sumo esmero, oró brevemente frente a ella y luego regresó a la casa campestre de la familia, ubicada en la comunidad de Martín Alonzo, Puerto Plata. Al despuntar el alba del viernes, exactamente a las 5:45, el entonces jefe del Comando Central de la Policía Nacional se dio un pistoletazo, perforando el proyectil su sien derecha, lo que le provocó la muerte casi instantáneamente.
En el humilde camposanto de esa comarca puertoplateña también reposan los restos de su padre Virgilio Reynoso. Ambos fallecieron cuando Miroger era un jovencito y, siempre que iba a su lar nativo, sacaba tiempo para visitar sus tumbas.
El jueves en la tarde, poco tiempo después de llegar al pueblo, procedente de la ciudad capital, el general Reynoso Vargas hizo lo acostumbrado: ir al pequeño camposanto. Pero a uno de los empleados del cementerio le llamó la atención el cuidado que puso al limpiar la tumba de su madre y la plegaria en silencio que le elevó antes de abandonar el área.
Hasta ahora, nadie ha dicho que el alto oficial policial confesó o insinuó que algo le atormentaba, hasta el extremo de pensar disponer de su vida. Su cadáver fue levantado por el médico legista Miguel Batista, quien autorizó su envío al Instituto de Patología Forense de esta ciudad, donde se dictaminó que, ciertamente, se trató de un suicidio.
El jefe de esa institución, mayor general Bernardo Santana Páez, quien se identificó como un gran amigo del occiso, dijo que hace algunos días estuvieron juntos, pero que no vio nada extraño en su actitud.
Versión parecida tiene el humilde obrero del cementerio, quien reiteró que no vio nada anormal en la conducta del general, a excepción del cuido que puso al dejar limpia la tumba de su madre.
El jefe de la Policía Nacional lo definió como un policía entregado no sólo a la institución, sino a la profundización de los conocimientos que lo ubicaron como uno de los mejores investigadores del cuerpo del orden. “Como yo sabía su interés en aprender cada día más sobre las técnicas investigativas, vivía prestándole libros y, los más recientes se los facilité hace apenas algunos días”, reveló Santana Páez.
El general Reynoso Vargas se desempeñó como jefe del Comando Cibao Central en marzo del pasado año, puesto que desempeñó hasta el seis de septiembre, cuando fue llevado al Comando Central de la institución. Sobre ese traslado, el jefe de la Policía informó que lo regresó a la capital porque así se lo pidió el propio Reynoso Vargas.
