El papel salía lentamente a través del fax del periódico, era la convocatoria a una rueda de prensa en un hotel o restaurante de la capital. Todo estaba correctamente escrito, el día, la hora, el lugar, en la cabecilla la institución responsable y hasta estaba sellada.
Al final…rezaba “habrá brindis y picadera”.
Aunque ya muy pocas veces vemos este anuncio, era frecuente no sólo en la agenda, sino cuando las invitaciones la hacían por teléfono, hasta que empezó a ser repudiada por mucha gente que no lo cree correcto.
Y es que los propios periodistas somos responsables de que nos crean más muertos de hambre de la cuenta, cual es la necesidad de que se le ponga como atractivo, brindarle picadera si usted sólo va a trabajar?
Lo bonito era ver como los anfitriones se vanagloriaban de lo buena de la picadera e invitaban a comer más “porque todo el mundo sabe que ustedes ganan muy poco”.
Pero la fama de lambones se ha extendido porque a veces se exagera no sólo en el comer y beber, sino en la aparición de personas que decidieron engancharse a periodistas, se aparecen en todos los desayunos cenas, almuerzos, se dan una jartura como si acabaran de salir de al cárcel y nos ponen a todos en ridículo sin que hagamos nada.
Esos impostores salen de los sitios después de conseguir pasajes, ticket de gasolina, gomas aunque sean usadas y con algún sobrecito para resolver un problema y en Navidad hacen estragos en las fuentes donde frecuentan. Todos los conocemos, pero no estamos obligados a convivir con eso.
No olvido a un camarógrafo que en un desayuno ofrecido por la Junta Central Electoral, se servía por segunda vez un plato rebosado de bocadillos y proclamaba voz en cuello: “Esta es la segunda vuelta”¡
Por eso nos comen las costillas cuando horas después, los generosos anfitriones ven en pocos medios de comunicación el fruto del esfuerzo que tanto les costó.
Pero no se dan cuenta que muchos de los que desayunaron no trabajan en medios de comunicación, son buscavidas que ejercen en Radio Bemba, el Medio Ambiente, el Medio Pollo, y el Canal de la Mona.
