Los años 50 y 60 del siglo pasado fueron pletóricos de hechos de increíble influencia en el devenir de la Republica Dominicana. La década de gloria de la Tiranía Trujillista que marco nuestra sociedad por tres veces el tiempo que duro, aunque hay cosas que jamás serán borradas de la corriente psicológica del pueblo quisqueyano. Todavía es el tiempo, a 45 años de la desaparición física del Tirano, que alguna gente del pueblo clama por “un Trujillo” ante la impotencia frente a tantas barbaridades que suceden a diario en el país y que van y vienen gobiernos sin que se produzca una solución, es mas sin que se plantee un proyecto serio de solución.
A decir verdad no quiero un Trujillo en el país aun cuando tengamos que andar como los vaqueros con dos pistolas al cinto. La degradación humana que sufrieron miles de dominicanos, no los que fueron asesinados en las ergástulas del tirano, sino el sometimiento de pensamientos y voluntades por el miedo. Cuanta ignominia y abusos de todos los tamaños se cometieron en nombre de la “paz” y el “orden” que hoy se implora.
No, mil veces no, nunca para atrás. El suelo dominicano ha tenido una generación valiosa que fue dispersada y desaparecida físicamente; dividida en diferentes frentes y partidos, esa generación que en los 60 protagonizo hechos gloriosos encabezados por Manolo Tavarez, Francisco Alberto, Maximiliano Gómez y la estirpe de hombres que los seguía cientos de los cuales murieron en las calles, universidades y liceos.
Los fatídicos primero 12 años de gobierno del Dr. Joaquín Balaguer solo serán olvidados por aquellos “inmorales históricos” que prefieren olvidar las afrentas, los compañeros asesinados a mansalva, encarcelados y torturados que jamás pudieron ser normales. Esos que se escudan en su edad para, sin tener la enfermedad de Alzaimers, olvidar y hasta codearse con los asesinos de la época, los llamo “inmorales históricos”.
Nuestra generación tiene muchos nombres de hombres y mujeres dignos de representar los ideales truncos de esos mártires que durante dos décadas sufrieron la guerra de exterminio lanzada por los representantes en el país del orden mundial representado por los halcones del capitalismo americano y europeo. Aun no es tarde para lograr una dirección decente del Estado Dominicano, que rescate la moral de las instituciones y priorice las necesidades del país.
Hombres y mujeres que viven felices sin Yipetas, sin mansiones y sin cuentas bancarias de 10 cifras, la paz con el corazón y la razón son las que producen mejores satisfacciones. No creo que nadie fue justo antes, bueno antes, serio antes, luchador antes, serio antes. Barbarin Mojica fue serio siempre, para mencionar un solo botón de muestra, murió defendiendo sus ideas y luchando contra los que jamás tendrán paz hasta la muerte.
Un nuevo año nos hace reflexionar sobre nuestros pro-hombres, esos que creen y creyeron sinceramente en las posibilidades de crear una sociedad realmente progresista donde la dignidad humana no sea una quimera, sino un proyecto de la nación por la que lucharon esos ilusos que entregaron sus vidas por ello. Honor a quienes llenaron nuestra razón y corazón de ideales que aun perduran y esperamos llevar a la tumba.
